Mauricio Botero Caicedo
El Espectador, Bogotá
Enero 31 de 2010
En esta época electoral, varios tipos de argumentos esgrimen los apologistas a favor de los narcoterroristas: afirman que la guerrilla sigue teniendo capacidad de doblegar a los 44 millones de colombianos.
Para muestra de la ofensiva mediática, basta leer la reciente columna del “periodista” Jorge Enrique Botero en El Tiempo (enero 23/10), en la que reafirma que las Farc son una “fuerza político militar” que es “científicamente invencible”. (Entre otras, pretender que Jorge Enrique Botero es un periodista independiente es tan ridículo y apartado de la verdad como pretender que la agencia de noticias Anncol es una entidad objetiva. El primero hace público alarde de sus simpatías por los narcoterroristas y la segunda es la vocera oficial de la guerrilla).
Para poder dimensionar el problema de orden público entre un puñado de narcoterroristas y los 44 millones de colombianos, y contextualizar la increíble y poco realista pretensión de las Farc de ser una fuerza político militar, puede ser oportuno repasar algunos números absolutos y relativos. En Colombia hay en el mejor de los casos 11.500 narcoterroristas que, con la hipócrita coartada de buscar justicia social (i.e imponer el marxismo leninismo) en el país, lo que hacen es traficar, secuestrar y extorsionar. Es decir, por cada guerrillero hay 3.826 ciudadanos indefensos. En términos relativos lo anterior significa que en un barrio promedio de 8.000 personas, donde conviven 2.000 familias, sólo dos son los sinvergüenzas que —envalentonados con el sucio dinero del narcotráfico— pretenden imponerles a 2.000 familias un sistema político y económico totalitario que obligatoriamente tendrían que acatar. Que 7.652 ciudadanos están dispuestos a reconocer y aceptar que el par de sinvergüenzas del barrio son una fuerza político militar, es un hipótesis tan insólita como peregrina.
Otro argumento de Botero Lince y los demás apologistas de los narcoterroristas es que “las Farc son invencibles… es un hecho científicamente comprobado”. Para respaldar tan peregrina tesis, el mentado “periodista” saca a relucir el siguiente raciocinio: “¿O es que 50 años de infructuosos (y costosísimos) esfuerzos por aniquilarlas no son suficiente evidencia?”. Hoy, el narcoterrorismo representado por las Farc y un insignificante reducto de “elenos” logra subsistir exclusivamente con base en los ingresos del narcotráfico, el secuestro, la extorsión y el mal disimulado apoyo de Chávez y sus secuaces. Afirmar que son “científicamente invencibles” es un disparate mayor. Sin embargo, mientras que la droga sea ilegal va a ser muy difícil erradicar el narcotráfico: cuando mucho se les puede arrinconar, forzando simultáneamente su repliegue al vecino país. Lo que es una inescrutable e incomprensible realidad es que a las dos partes involucradas en la guerra contra el narcotráfico la financian son los mismos norteamericanos y europeos. Los gobiernos de estas naciones con una mano ayudan a financiar el esfuerzo para acabar con los narcoterroristas, pero con otra mano los consumidores de droga norteamericanos y europeos son los que financieramente le dan oxígeno a la guerrilla.
Mientras existan consumidores de droga ilegal en Europa y Estados Unidos, los dos sinvergüenzas del barrio van a seguir operando. Confundir una recua de narcotraficantes (arropados en una discutible ideología marxista leninista) con una fuerza político militar “científicamente invencible” es una imbecilidad. Cuando se legalice la droga, en menos de lo que canta un gallo el narcoterrorismo desaparece. Las Farc, o son droga, o no son.
No hay comentarios:
Publicar un comentario