viernes, 29 de enero de 2010

Perspectivas de seguridad 2010 (1)

Eduardo Herrera Berbel

El Colombiano, Medellín

Enero 29 de 2010

No se puede desconocer que para la Seguridad Democrática, 2009 finalizó con un politizado debate sobre su efectividad en la lucha para derrotar a los violentos. De igual manera, fue sometida a un corte de cuentas anticipado, situación por demás previsible, frente al año 2010 de fuertes connotaciones electorales y, además, la indefinición del referendo reeleccionista.


Las perspectivas de seguridad en 2010, se visualizan dinámicas y cambiantes; en efecto, la seguridad estaría sujeta a constantes mutaciones de los actores violentos, soportadas en una diversidad criminal in crecendo, con énfasis en sectores urbanos, y acompañada de coletazos terroristas aislados en áreas de influencia de grupos armados ilegales.


Se podría colegir, entonces, que las Farc continúan siendo una amenaza para la seguridad, puesto que muestran un desplazamiento hacia prácticas de terrorismo indiscriminado. Hacen gala de un evidente desprecio por los daños colaterales que causan a la población civil con sus acciones terroristas, están comprometidas en un esfuerzo máximo de resistencia e inmersas en un lento replanteamiento estratégico para proyectar una imagen renovada, y recomponer en el exterior simpatías a su favor. Se podría concluir que a pesar de su afectación estratégica, las Farc aún no están derrotadas y, por lo tanto, no caben partes de victorias anticipados.


Por su parte, se observa un Eln que pregona alianza y unidad de acción con las Farc, por ahora más de orden mediático, al parecer, como única tabla de salvación y supervivencia ante su irreversible crisis interna.

Unas bandas criminales emergentes con manifiestas capacidades de reinventarse y una guerra contra el narcotráfico de nunca acabar, a pesar de las batallas ganadas por la institucionalidad. Por último, se confirma un recrudecimiento del sicariato y la delincuencia organizada, que ha impactado la seguridad urbana en las principales capitales del país.


Es claro que los actores violentos y antidemocráticos, sumados a los áulicos que no faltan en el escenario político colombiano, juegan a una guerra de percepciones y pretenden hacernos creer el cuento de que la seguridad democrática ya alcanzó su techo. Todo parece hacer parte de una clara estrategia de desgaste político, en busca de invertir la ecuación exitosa de la seguridad democrática frente a los violentos.


En este año 2010, veremos a las Farc y al Eln, realizando ingentes esfuerzos para mantener en el tiempo una beligerancia armada superior, pero con acciones de bajos riesgos; perturbar el proceso electoral con la intimidación y el terror; combinar acciones armadas ofensivas y defensivas; sostener menos combates con la Fuerza Pública para preservar sus fuerzas, y mostrar a la seguridad democrática con resultados decrecientes.

Al final, buscarán acentuar el uso de artefactos explosivos improvisados en el marco de una guerra de desgaste, para recuperar a toda costa la iniciativa operacional, aunque sea de manera transitoria, en sus áreas base o de mayor presencia armada.


Tanto las Farc como el Eln persistirán en su juego estratégico de construir un escenario político y de confrontación, para tener la garantía de no ser derrotados y por consiguiente, mantenerse como una amenaza a la tranquilidad ciudadana.


En suma, la consigna es muy clara, dar un parte revolucionario de victoria con amplias connotaciones mediáticas, diciendo ¡presente! , el próximo 7 de agosto de 2010.


Este es el gran reto para la institucionalidad colombiana, tema que trataremos en la próxima entrega de nuestra columna "Sin pausa".

No hay comentarios: