Alfredo Carvajal Sinisterra
El País, Cali
Febrero 17 de 2010
En la primera mitad del Siglo XX el océano Atlántico ostentó la primacía como ruta del comercio mundial. Europa occidental y el este de Estados Unidos fueron los motores del progreso en el mundo. A mediados del siglo pasado la humanidad se sorprendió con el crecimiento económico acelerado del Japón y posteriormente de Corea, y más recientemente con el auge de China, un país que ha mantenido un ritmo de desarrollo igual o superior al 9%, por 20 años consecutivos. En Estados Unidos también hubo traslación geográfica de los adalides de la actividad económica, del Este hacia el Oeste. Hoy en día California es el estado más rico y Seattle la ciudad con mejor calidad de vida de Norteamérica. Esta nueva realidad económica catapultó la importancia comercial del Pacífico.
Con el fin de hacer más eficiente el transporte marítimo, se implantó el uso de contenedores y los barcos incrementaron considerablemente su tamaño, lo cual va a exigir, en el futuro, la necesidad imperiosa de ofrecer el servicio de puertos de aguas profundas para poder participar en el transporte comercial. Ocurre que los puertos naturales profundos como Nueva York, Hong Kong o Rotterdam son recursos naturales muy escasos. Estos accidentes geográficos son producto de fenómenos naturales excepcionales.
En la costa del mar Pacífico colombiano sólo existe Málaga como puerto natural de aguas profundas, así lo identificó la Armada Nacional, después de reflexivos estudios, cuando estableció la base naval, durante el gobierno de Belisario Betancur.
En el año 2014 entrará en servicio la ampliación del Canal de Panamá, que permitirá el tránsito de naves con 40% de mayor dimensión. Por consiguiente la ampliación del Canal va a multiplicar la demanda de puertos de mayor calado.
Colombia necesita un puerto de aguas profundas en el Litoral Pacífico para participar en el transporte comercial que se está implantando mediante el uso regular de buques post-panamá. En el pasado nos enfrentamos con pretensiones regionales, que aplazaron definiciones importantes, para proseguir los estudios correspondientes. Ahora se discute un aspecto importante: el medio ambiente, el cual debe estudiarse concienzudamente, manteniendo la objetividad, sin proclividades preconcebidas, tomando en consideración todos los factores que inciden en la construcción de un puerto: ambientales, económicos y sociales. Este último sobresale por su importancia, teniendo en cuenta que se trata de una de las regiones más pobres y marginadas de la Nación.
El Distrito de Buenaventura tiene una oportunidad excepcional. En su territorio se encuentra la Bahía de Málaga, lo cual le brinda una oportunidad única; continuar con su puerto actual y construir en el futuro un puerto de aguas profundas, lo que incrementaría aún más su importancia estratégica para el país.
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