Editorial
El País, Cali
Febrero 6 de 2010
El domingo próximo tres millones de costarricenses participarán en la elección de su próximo Presidente. Aunque el proceso electoral se ha mantenido en calma y todo parecía inclinar la balanza hacia Laura Chinchilla, candidata del partido de Liberación Nacional y funcionaria estrella del gobierno del Premio Nobel Óscar Arias, los acontecimientos de las últimas semanas, en los que se revela el peligro que sufre el país por la amenaza del narcotráfico, han logrado que se produzca un repunte del candidato derechista Otto Guevara, gracias a su lema de “tolerancia cero” con el delito, incluyendo infracciones menores.
Este pequeño país centroamericano, que no posee Ejército desde 1948 y en el que los gobiernos han dedicado el dinero de la compra de armas a adquirir libros y preservar el medio ambiente, es la nación con mayor desarrollo en Centroamérica y el país que ostenta el tercer lugar del mundo entre los ‘países verdes’. Por eso mismo se teme que Costa Rica sea víctima de los violentos carteles de la droga mexicanos, que ya han logrado una importante penetración en su sociedad tica y han trasladado a las calles de San José la guerra de pandillas que estremece a otras repúblicas centroamericanas.
Ministra de Seguridad hasta hace poco, Laura Chinchilla ha visto resentirse su favorabilidad electoral por esta presencia agresiva de los narcotraficantes. En su ayuda ha salido el presidente Arias afirmando que “Costa Rica es una víctima inocente tanto de la geografía como del fracaso de los sucesivos gobiernos estadounidenses de solucionar el problema de las drogas”.
Pero la realidad es traumática. De país de tránsito, por el que los narcotraficantes colombianos hacían pasar la droga, Costa Rica se está transformado en una base de operaciones más permanente, especialmente para el cartel mexicano de Sinaloa. Asimismo, el mayor poder adquisitivo de la sociedad costarricense amenaza con convertirla en un centro de consumo, antes que sólo vía de ingreso hacia Estados Unidos.
Además, hay cierto sentimiento de impotencia en el Gobierno. Para la actual ministra de Justicia, Janina Del Vecchio, “el narcotráfico maneja US$250.000 millones. ¿Qué gobierno compite con esa cantidad de dinero?”. Para el fiscal Dall Anese “en 2005 se decomisaron 3,5 toneladas de cocaína, pero en el 2006 y 2007 se decomisaron casi 70 toneladas. Eso demuestra que la droga se viene a quedar”. También dijo que “hemos decomisado camiones llenos de dinero... nos hemos encontrado con el precio elevado de los bienes inmuebles, porque cualquiera viene a ofrecer millones, en las costas, en las montañas”. Duro retrato de un mal que parece avanzar sin que el Gobierno pueda contenerlo. Es el reto de la candidata Laura Chinchilla, o de quien resulte electo, pues de acuerdo con el Fiscal el narcotráfico “ha penetrado las instituciones, pero no sabemos hasta dónde llega esa penetración”. Dura tarea le espera a quien gane las elecciones de mañana en Costa Rica, conocida como la ‘Suiza de América’ por su tranquilidad y democracia.
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