Beatriz de Majo
El Colombiano, Medellín
Febrero 7 de 2010
Lo único capaz de explicar la domiciliación en Venezuela del esbirro cubano Ramiro Valdés, tercero en la línea de poder de la isla caribeña, es que este hombre es uno de los pocos a quienes no le temblaría la mano a la hora de instaurar en el país un sistema violento de represión y de intimidación en contra de la disidencia y, particularmente, en contra de la juventud que ha tomado las calles de las ciudades como su lugar cotidiano de actuación.
Ya Hugo Chávez tuvo oportunidad de saborear, amargamente, los resultados de la actuación estudiantil y juvenil cuando en el 2007, a raíz de la sacada del aire de la televisora RCTV, las universidades se activaron y le hicieron perder, en cortos meses, el referendo que le permitiría aprobar una Carta Marga hecha a la medida de su proyecto comunista.
La radicalización en esta hora tiene que ser más contundente para impedir que, por la vía de las urnas, la oposición se quede con la mitad de la Asamblea, lo que le pondría muy cuesta arriba continuar con el establecimiento del régimen totalitario que el Comandante tiene entre ceja y ceja. Ramiro Valdés calza ahora a la perfección en el escenario venezolano en el que la sociedad civil se ha vuelto protestona y en el que la popularidad presidencial que antaño lucía invencible, viene cayendo lenta pero consistentemente.
La prensa venezolana se ha volcado a evidenciar el prontuario de este violento cabecilla de la revolución cubana. Ramiro Valdés Menéndez pertenece a la vieja generación de militares que acompañaron a los Castro en su marcha hacia el comunismo y su principalísima función fue la de coordinar, edificar y promover el aparato represivo del régimen. Esta joya uniformada comandó fusilamientos y encarcelaciones por encargo de la Revolución y se constituyó en artífice de leyes contra la disidencia. Es suya la hechura de lo que se llamó el "índice de peligrosidad social", un invento con el cual acusaba y se llevaba a las prisiones a quienes el gobierno consideraba que atentaban moral o físicamente contra el sistema. Y eso y no otra cosa es lo que "Ramirito" viene a hacer en el país vecino.
La excusa de Hugo Chávez de que el uniformado tiene como tarea la solución a la crisis energética local, la que no deja dormir al gobierno, solo ha causado hilaridad en el medio venezolano. En lo que sí pudiera tener experticia el actual Ministro de Informática cubana es en configurar sistemas de restricción al flujo de información y de convocatoria a través de las redes digitales, lo que resulta ser la herramienta de trabajo por excelencia de quienes tienen menos de 30 años. Estos, a diario, toman por sorpresa al gobierno con sus acciones de calle y sus recursos originales, pero, más que nada, los jóvenes han sido eficientes en capitalizar el descontento que se ha hecho protuberante en el país y que se alimenta de una inseguridad rampante, una inflación desbocada, falta de empleos y, más recientemente, ausencia de electricidad y de agua en cada recodo del vasto país.
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