jueves, 18 de febrero de 2010

Voces desde El Darién

José E. Mosquera

El Mundo, Medellín

Febrero 18 de 2010

El Tapón del Darién ya no existe. Así tituló la periodista Isabel Castro, redactora del diario La Prensa, de Panamá, un reportaje que publicó el pasado 8 de febrero sobre lo que llama “la coladera mítica de las impenetrables selvas del Tapón del Darién que separan a Panamá de Suramérica”. Reseñó que “si bien el destape del Darién es rechazado por buena parte de los panameños, muchos darienitas no piensan igual, ya que estiman que sería una esperanza para salir de la marginación que sufren”.

Destacó las opiniones de importante personajes del Darién panameño que manifiestan abiertamente su apoyo a la integración con Suramérica y hacen fuertes críticas a las elites panameñas que se oponen a una obra que ellos consideran que traerá progreso económico para el Darién. Una de esas voces es la del ingeniero agrónomo, Franklin Quintero, quién aseguró que el destape del Darién “es útil y esperanzador, no sólo para los darienitas, sino para Panamá y los latinoamericanos”.

Expresó que “no entiende el porqué personas que nunca han viajado a Darién, aún hablan de un Tapón que no existe” debido a que “la selva que dividía ambos países, considerada como una región inhóspita, ya no existe”. Como tampoco entiende por qué los panameños que nunca han ido al Darién y no conocen la frontera, luchan para que no se construyan los kilómetros restantes que unirán el continente y fustiga a los líderes de otras regiones de Panamá “que ya tienen sus conexiones internas y buenas vías y se oponen a este proyecto esperanzador para el Darién”.

El otro que manifiesta su inconformismo con el centralismo panameño es Fidel Quintana, un destacado sociólogo, oriundo del Darién, que opina que la carretera con Colombia “es una obra que traerá progreso económico y desarrollo del turismo” y, por ende, “considera que en lo económico, abrir –la carretera- genera empresas de todo tipo en turismo ecológico y que en su opinión brindará muchos beneficios a los indígenas. Por otra parte, Carlos Manuel Ramírez, plantea que somos los darienitas los que decidimos y no los capitalinos de Panamá si nos unimos a Suramérica o no; los que viven en la capital ya tienen autopistas, agua potable, electricidad y nosotros no tenemos nada”. Y fue más allá al decir que “esa postura de los opositores a esta vía en la capital lo que demuestra es una abierta discriminación contra los darienitas, ya que no quieren que el progreso llegue a nuestras comarcas”.

A estas voces que se levantan desde el Darién, se suman las de connotados dirigentes políticos, gremiales e intelectuales panameños, como el ex presidente Arístides Royo, Ebrahím Asvat, Omar Jaén Suárez, Octavio Amat, Álvaro Cabal, Ernesto Quijada, Milton Manríquez, Héctor Rodríguez, César Quintero Sánchez, monseñor Rómulo Emiliani y los sacerdotes Vicente Sidera y Teófilo Rodríguez, entre muchos más.

La Prensa, con el reportaje de Castro, rompe en cierto modo con lo que podríamos llamar una tendenciosa discriminación que mantienen un determinado sector de la elite panameña y los medios de comunicaciones que ellos controlan con la provincia del Darién, al ignorar las opiniones de sus líderes sobre la integración de su territorio con el país y Suramérica. Las opiniones publicadas por La Prensa y otras que conozco son una evidencia de que buena parte de los líderes darienitas apoyan la conexión vial con Suramérica y como he dicho en otras oportunidades, es una falacia afirmar que la mayoría de los panameños están en contra de aquella integración.

Es la manipulación que existe en los medios de comunicación lo que no ha permitido develar la otra cara de esa realidad. Una cuestión que se observa en las páginas de los tres diarios más influyentes de Panamá, mientras El Panamá América mantiene una línea editorial de relativo respaldo a la iniciativa. Sin embargo, concede poco despliegue a las opiniones de los defensores de esta causa. Lo mismo ocurre con los periódicos La Prensa y La Estrella de Panamá, aunque también permiten un relativo equilibrio en sus páginas editoriales, es escaso el acceso que les dan a los paladines y, sobre todo a los oriundos del Darién y, es por eso que algunos periodistas, editorialistas y ecologistas mal informados, tanto en Panamá como Colombia, se tragan el cuento de que la mayoría de los panameños se oponen a la obra.

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