Editorial
El Colombiano, Medellin
Febrero 18 de 2010.
En la meta de convertir a Medellín en un centro de negocios, es preciso ser más amigables y generosos con quienes estén dispuestos a crear empresas para generar empleo formal, mediante un consenso entre sector público y privado, para eliminar las trabas que en cuestión de impuestos o de trámites burocráticos desalientan al inversionista o restringen la llegada de nuevas compañías.
En el propósito de hacer de Medellín un centro de negocios no puede haber marcha atrás y por eso el estudio Doing Business, del Banco Mundial, tiene que ser analizado con seriedad por los sectores público, privado y académico, para mirar qué es necesario mejorar de manera que nuestra ciudad ofrezca todas las garantías y facilidades para el asentamiento de empresas y la creación de nuevas sociedades comerciales.
La plausible labor del Medellín Conventions and Visitors Bureau para promover la ciudad como un destino turístico y centro de negocios, la cara renovada que ofrece la capital antioqueña y el hecho de seguir contando con la prestación de unos excelentes servicios públicos que le brindan confianza al inversionista para cualquier actividad empresarial, son importantes, pero no parecen ser suficientes para atraer la inversión.
Lo cierto es que hay un esfuerzo institucional para conformar los cluster, redes de cooperación entre empresas, y ya hay cinco en funcionamiento (Energía Eléctrica; Confección, Diseño y Moda; Construcción; Servicios Médicos y Odontológicos; y Turismo de Negocios). Y a esto se suman alianzas como Tecnova , que integra Empresa, Universidad y Estado para la investigación aplicada; la Manzana de la Innovación, un programa de la Alcaldía de Medellín para la creación de empresas de alto valor agregado, con el apoyo de Empresas Públicas y de Une y el respaldo de varias universidades; y la labor que lleva a cabo el sector privado para el fomento de empresas de base tecnológica, con proyectos como Progresa Capital , que lidera Suramericana.
Pero estos valiosos esfuerzos tienen que estar acompañados de procedimientos más simples, que no constituyan medidas extraordinarias, como la creación de ventanillas únicas o unos centros de atención empresarial más eficientes y sistematizados, más amigables con quienes quieren crear empresas, para hacer más ágil el pago de impuestos, la creación de sociedades, la obtención de licencias de construcción y registros de propiedad, reduciendo trámites, costos y tiempo para la apertura de nuevas compañías.
Es importante que los datos que arroja este estudio se asuman con rigor por parte de las autoridades y los gremios, para concertar estrategias y mecanismos que permitan mejorar en la escala del Doing Business en la que hoy ocupamos el puesto 16, entre 21 ciudades analizadas por el Banco Mundial.
La Alcaldía tiene que considerar incluso un plan de choque, combinado con estrategias de más largo plazo, que tengan como base el consenso, para eliminar todas las trabas que en cuestión de impuestos o de trámites burocráticos desalientan al inversionista o restringen la llegada de nuevas empresas.
A la hora de hacer negocios, Medellín no se puede dar el lujo de perder oportunidades frente a otras zonas metropolitanas del país, y por ello es urgente brindar incentivos tributarios para la creación de empresas y disminución de los costos burocráticos en una política de fomento a la creación de empleo formal, que mucha falta nos hace, ante una desocupación del 15,7 por ciento, tres puntos por encima del promedio nacional.
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