jueves, 19 de marzo de 2009

Buenas noticias

Por Fernando Londoño

La República, Bogotá

Marzo 19 del 2009

Todos apostamos a la catástrofe. Por eso pasamos por encima de buenas noticias, las que parecieran mostrar rayos de luz más allá de este túnel sombrío que atravesamos, y que para destituirlas de importancia calificamos de “imprevistas”.

La Bolsa de los Estados Unidos, que arrastra las del mundo entero en sus caídas, pero también en sus respiros, lleva en menos de semana y media un aumento del 12 y medio por ciento. El Dow ya superó largamente los 7.000 puntos, una cota psicológica que nos traía derrotados. Y como era de esperar, a esa recuperación de Wall Street  han respondido las Bolsas europeas y las asiáticas.

Los tres mayores bancos de los Estados Unidos acaban de anunciar resultados positivos en los dos primeros meses del año, después de una larga cadena de pérdidas en serie. Si los bancos han sido la piedra de escándalo de la economía y su motivo de mayor pesimismo, y siendo todavía muy pronto para hacer pronósticos, estas cifras del Citigroup, el Bank of América y el J.P. Morgan Chase deberían resultar más que consoladoras.  

Hay otra noticia desconcertante, y por supuesto “imprevista”. La construcción de vivienda nueva se acaba de disparar en los Estados Unidos, a un ritmo que no hubiera pronosticado el analista más entusiasta. Cuando cae la construcción es motivo de inmensa pesadumbre. Cuando sube, en términos sorprendentes, espectaculares, apenas debe tenerse en cuenta, porque es un “imprevisto”.  

Los analistas están afirmando que las compañías aéreas, otras de las grandes víctimas de este desastre, estarían listas para empezar a generar utilidades. La noticia sería magnífica, si no sufriera la calificación de “imprevista”.

El déficit comercial de los Estados Unidos ha bajado estruendosamente. La cifra, que cuando era de sentido contrario preocupaba tanto a los comentaristas económicos, no cuenta mucho porque estaría afectada por varias explicaciones negativas. 

Una de los tres grandes fabricantes de automóviles de los Estados Unidos ha dejado saber que sus muy duras medidas de acomodamiento a las nuevas condiciones del mercado le están produciendo resultados. Es probable que no necesite más ayuda del gobierno americano. 

Aunque sea un caso entre mil, la gigante de comunicaciones AT & T ha dicho que planea invertir cerca de 20 mil millones de dólares en expansión tecnológica y reclutar por lo menos 3.000 empleos.  En Europa, están todos los profetas del desastre muy compungidos porque el consumidor alemán ha demostrado una súbita y fortísima confianza en el futuro. Se trata, por supuesto, de una noticia “imprevista”.

Los niveles de inflación parecen definitivamente controlados en todos los países desarrollados. Los precios no suelen caer en tiempos recesivos, pero tampoco se descarta que la caída de la actividad económica venga acompañada de un dramático aumento en los precios de la poca oferta disponible.

También en Colombia hay buenas noticias. El resultado fiscal del año pasado fue el mejor que se recuerde en muchos años y el Ministro de Hacienda afirma tener garantizado el desempeño favorable en el 2.009. La industria cafetera pasa por un excelente momento, atribuible a circunstancias estructurales del mercado. 

No hay ni sombra de alarma para los proyectos de biocombustibles y a pesar del retraimiento de la inversión, siguen alentadoras las perspectivas del caucho, la madera, la ganadería y las de muchos productos en los que somos, o debemos ser, altamente competitivos.

Apenas nos alcanzó el espacio, para ser más comprensivos de un fenómeno “imprevisto”. Y para demostrar que en medio de muchas malas noticias, se le quita, sin justicia, campo a las que son buenas. Acaso los signos de la recuperación estén más próximos de lo que creemos. O tal vez no. 

 

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