martes, 24 de marzo de 2009

De gestores de paz


Por Carlos Mauricio Jaramillo G.

El Mundo, Medellín

Marzo 23 del 2009

Normalmente esta columna ha tenido como temática la actualidad ambiental, pero hoy haré un alto en el camino, pues las circunstancias así lo exigen ya que sobre la palestra pública está la decisión del presidente Uribe de nombrar como gestora de paz a Nalley Ávila Moreno, alias ´Karina´. Y lo hago por una razón muy especial: de las manos manchadas de sangre, de guerra y secuestros de la “gestora de paz” fariana, le fue arrancada la vida a mi hermano mayor Fidel Jaime. La semana venidera se cumplirá una año más de su trágica desaparición.

El diario El Tiempo, en su edición del día 16 de este mes, publica una entrevista realizada por María Isabel Rueda a mi padre, Jaime Jaramillo Panesso, en la cual él considera que la condición que asumirá Karina está dada por los probables beneficios que le pueda otorgar su gestión a la paz del país. A renglón seguido le advierte a la entrevistadora que algunos de sus hijos no lo acompañan en su decisión. 

Independiente, si soy o no, uno de los que no lo acompañan en su posición, daré muy respetuosamente mi punto vista, pues la figura de mi padre ha sido y será respetada por siempre. 

Daré mi punto de vista apalancado precisamente en lo que representa actualmente mi padre para este país: Un verdadero gestor de paz. De su mano se ha logrado la liberación de más de 60 ciudadanos de todo el país: alcaldes, religiosos, miembros de la fuerza pública y civiles de todos los estratos. De su gran capacidad de aprendizaje y de su interminable intelecto nació la figura del consejero de paz y de las comisiones de paz. Trajo de Harvard a Robert Fisher, el gran teórico de las negociaciones. A Costa Rica le hizo llegar los pasajes aéreos al premio Nobel de Paz, Óscar Arias y a El Salvador, al ex comandante guerrillero Schafick Handal. Con ellos construyó un programa de convivencia con el que se logró reinsertar a más de 100 milicianos de las comunas de esta ciudad. 

Con este pequeño recorrido por la vida de un verdadero conocedor del cómo se realizan gestiones de paz, no queda más que quedarse uno estupefacto cuando se le da el mismo tratamiento a alias Karina. Razones tendrá el Presidente Uribe y razones tendrá mi padre para aceptar esta condición, pero la entrega de unos cuantos guerrilleritos que quedaron en el monte sin su líder, no se realiza con las gestiones de alias Karina. Se realiza por las mismas vías con las que se buscó su rendición, con las que se acabó con otros frentes guerrilleros y por las vías que buscan desarticular todo el secretariado de la Farc. 

Es posible que no se trate de un indulto ni de una amnistía, pero ese tipo de decisiones por parte del gobierno dejan un sabor amargo, pues nosotros, sus víctimas, veíamos con buenos ojos su detención y su posible procesamiento por crímenes de lesa humanidad. 

A la larga, el perdón está incubado en nuestra familia producto del paso de los años, pero indigna ver a la famosa “gestora de paz” en iguales condiciones que las de mi padre, condición ganada por éste a pulso, con respeto, con entrega. Por su patria, por sus conciudadanos y por su familia. 

Ya veremos, pues, qué nos entregará la señora en mención. Por el momento, solidaridad con mi padre en su gallarda posición.

 

 

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