jueves, 19 de marzo de 2009

De los Santos al Plan Colombia

Editorial

La Patria, Manizales

Marzo 19 del 2009

 

Con lo del Plan Colombia queda la sensación de que el gobierno colombiano no tiene una posición unificada de criterios y que cada quien dice lo que le viene en gana sin medir las consecuencias de sus declaraciones.

Puede ser una simple coincidencia, pero llama poderosamente la atención que justo dos de los más poderosos funcionarios del gobierno del presidente Álvaro Uribe, los primos Francisco Santos, Vicepresidente, y Juan Manuel Santos, Ministro de Defensa, sean los que hayan dado en las últimas semanas mensajes que generan polémica y que obligan al gobierno a hacer aclaraciones y sentar posiciones que se creían definidas desde hace mucho tiempo.

 

Primero fue el Ministro de Defensa el que con cierta ligereza y aún sabiendo la mala relación que tiene y ha tenido con los actuales gobiernos de Venezuela y Ecuador, invocó el derecho de Colombia a incursionar en otro país bajo el argumento de la legítima defensa, si así se llega a establecer, para perseguir delincuentes y terroristas.

 

Semejante referencia, expresada tras cumplirse el primer aniversario del ataque al campamento de las Farc en Ecuador, donde murió el segundo hombre en importancia de ese grupo terrorista, alias ‘Raúl Reyes’, alteró los ánimos belicosos de dos esquizofrénicos enemigos de Uribe y del país, los presidentes ecuatoriano, Rafael Correa, y venezolano, Hugo Chávez, quienes amenazaron incluso responder militarmente con un ataque armado si fuerzas de seguridad nuestras entran a sus territorios a buscar jefes guerrilleros, que se cree están allí.

 

Ahora, siguiendo esa misma línea, el Vicepresidente, dio declaraciones públicas sobre el Plan Colombia al comienzo de la semana, y en ellas pidió acabarlo, entendiendo que resulta muy costoso para la dignidad nacional el trato que Estados Unidos (EE.UU.) nos da por la entrega de una ayuda importante, mas no suficiente, que sirve para la lucha contra las drogas ilícitas.

 

Quizás tenga razón el ‘Vice’ que ve cómo el nuevo gobierno estadounidense y ante todo los demócratas en el Congreso de ese país miran a Colombia con desprecio, como si se tratara de un enemigo, o por lo menos no como el gran aliado, cuando en realidad lo que aquí se ha hecho es demostrar ser amigo de la potencia mundial, por encima de señalamientos y malquerencias de supuestos países hermanos.

 

Valdría la pena valorar en términos cuantitativos qué tan fundamental resulta la ayuda que entrega EE.UU. frente a una posición poco amistosa de los demócratas que se han empeñado más en hacerles el juego a los sindicatos sobre el tema de violación de derechos laborales y asesinato de sindicalistas, que en corroborar las cifras de disminución de crímenes, las garantías de seguridad para muchos, y el respeto por los derechos humanos, que sin ser la panacea, ni lo anhelado, sí por lo menos demuestra que se ha ido avanzando en ese campo.

 

Pero el malestar de Francisco Santos, que sin duda recoge la posición de muchos colombianos frente al trato indignante que la gran potencia le da al país, debe manejarse concertadamente con sus compañeros de gobierno, en especial con el Presidente y la Cancillería, pues de otra forma, queda al descubierto que aquí no hay una posición unificada y que cada quien dice lo que le viene en gana sin medir las consecuencias de sus declaraciones.

 

Naturalmente es reprochable e inexplicable la actitud de un sector político norteamericano frente a Colombia, pues independiente de concentrarse en sus problemas internos y de su gran crisis, tienen que entender que su política externa también es parte fundamental de la dinámica de gobierno. No obstante se entrega un mal mensaje al exterior, nuevamente, al tener que salir el Presidente y el Ministro de Relaciones Exteriores a indicar que el Plan Colombia sí es importante pues ha dado muy buenos resultados en la lucha antidrogas. Es necesario pues que Uribe llame al orden a sus subalternos y apriete clavijas para que opiniones personales que se vuelven públicas no se salgan de control.

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