miércoles, 25 de marzo de 2009

Las distracciones de Correa

Editorial

El Universal, Cartagena

Marzo 25 de 2009

Ecuador “investiga” a los colombianos que atacaron el campamento de “Raúl Reyes” en Ecuador en 2008, donde murieron 25 personas. Pero lo que se debería investigar es por qué estaban allí, tan bien instalados.

 

El Fiscal pidió información a su homólogo colombiano y quiere el testimonio del Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos. De no colaborarle el Estado colombiano, Ecuador recurriría a instancias internacionales, según su Fiscal, Washington Pesántez.

 

Correa usa la teoría del enemigo externo: mantiene tenso a su país por la supuesta agresión futura de otra nación a la suya, en este caso Colombia. Así atiza su popularidad y trata de hacer menos obvias sus falencias.

 

La economía de Ecuador sufrirá más que las de sus vecinos porque depende más de su petróleo, al no tener una economía tan diversificada como la de Colombia, por ejemplo. Al caer la demanda del petróleo y bajar sus precios, los ingresos del Estado también caen, y con ellos su popularidad y gobernabilidad. Las menores remesas también agudizan el problema de este país (y de sus vecinos).

 

Ecuador ya había obstaculizado la entrada de productos colombianos y peruanos, restringiéndola para corregir el déficit en su balanza de comercio internacional, y ahora acusa a esos dos países de devaluar sus monedas, lo que equivale a ponerle arancel a los productos ecuatorianos que entran a Colombia y Perú. Correa pretende seguir exportándole a esos dos países, pero sin recibir sus productos.

 

La demagogia de Correa es inusitada. Argumenta que Colombia no cuida sus fronteras, permitiendo que la delincuencia se desborde hacia Ecuador. Es decir, Colombia tiene la culpa de lo que pasa allá, porque sin las anormalidades que le llegan de Colombia, Ecuador sería un paraíso.

 

Correa esgrime la teoría de que Colombia no debería dejar que sus delincuentes entren a Ecuador, pero se hace el de la vista gorda con respecto a la ineficacia y falta de voluntad de sus propias fuerzas para impedirlo. También se hace el tonto con las simpatías hacia las Farc de una parte de su Gobierno, documentadas en los computadores de “Raúl Reyes”.

 

Las fronteras necesitan la colaboración de ambos países para mantenerlas seguras. Los propietarios de predios rurales, desde los campesinos más modestos hasta los terratenientes mayores, siempre se dividen los linderos para arreglar cada uno la mitad de la cerca que le corresponde. Ambos tienen que hacerlo bien para que los ganados del uno no se pasen para la propiedad del otro.

 

Mientras Correa esté amenazado por los computadores de alias Raúl Reyes, dada la simpatía de algunos de sus funcionarios por las Farc, tratará de culpar a Colombia por sus propios problemas. Es decir, su única defensa es un ataque irracional a Colombia.

 

Es previsible que sigan las distracciones de Correa para evadir su responsabilidad, directa o indirecta, en la actividad terrorista de las Farc en su país, y desde su país hacia Colombia, y para disimular los fracasos de su gestión, pero debería asumir su responsabilidad y despejar las dudas con respecto a su supuesta simpatía por las Farc, que andan por Ecuador como “Raúl Reyes” por su casa.

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