jueves, 26 de marzo de 2009

Democracia Colombiana entre percepciones y prejuicios

Darío Acevedo Carmona

Ventanaabierta, http://ventanaabierta.blogspirit.com/

Marzo 24 de 2009

Una reciente encuesta sobre cultura política en Colombia realizada por el DANE, en el 2007, entre quince mil personas  mayores de edad de 24 capitales departamentales, dio como resultado que 34,7% cree que el país es democrático, el 55,24% piensan que es medianamente democrático y un 10,03% que no es democrático. A la pregunta sobre qué forma de gobierno les parece más conveniente para Colombia, el 78,26% respondió que la democracia, también un 63,58% dijo que la participación ciudadana es efectiva para la resolución de conflictos y un 59,58% afirmó que siempre vota en las elecciones a pesar de que un 68,52% manifestó no tener simpatías por un partido político. La encuesta trae más datos que pueden ser muy útiles a los estudiosos de los estados de ánimo, tendencias, percepciones y otras cuestiones que se engloban en la noción “cultura política”.

Los resultados de la encuesta fueron presentados y comentados en el portal internet de Caracol Radio y en otros programas al aire (17/03/09) de una manera que da a entender que la democracia colombiana sale mal librada, así se ve en el titular “Apenas el 34,7% de la población cree que en Colombia hay democracia” y en el inicio del comentario “Mal librada, a juzgar por los resultados… salió la democracia colombiana que se precia de ser la más sólida y antigua del continente”, en la nota se omitió hacer referencia a los otros datos o estos fueron relegados a un plano secundario. Si no fuese porque en Colombia la discusión tanto sobre si hay democracia o no, como sobre sus calidades en caso de admitirse que exista, es un asunto delicado que puede tener profundas repercusiones, no valdría la pena detenernos en la crónica en cuestión.

Para incitar el buen debate y evitar la tentación escapista y fácil de burlarnos de las preguntas y de las encuestas (véase Yolanda Reyes, El Tiempo, 23/03/09)  me remitiré muy brevemente a un estudio reciente sobre cultura política adelantado por académicos de distintas universidades y financiado por la Agencia Americana para el Desarrollo de los Estados Unidos que es aplicado en Colombia desde el 2004 por la Universidad de los Andes. El estudio (LAPOP: Latin América Public Opinión Project) trata de medir las percepciones que los habitantes de la región tienen sobre sus democracias, lo que entienden por democracia y su desempeño entre otros asuntos, en una perspectiva comparada. Los resultados del estudio que se hace sobre Colombia desde el 2004 (hay datos hasta el 2006) las cifras y la interpretación de las mismas  dan a entender que las gentes valoran medianamente bien sus democracias y que no son muy disonantes respecto de las que arroja la encuesta del DANE. Se reconoce que en todos los países existe un nivel de insatisfacción,  de aceptación y de crítica promedio del cual hace parte Colombia. A Colombia, comparada con otras democracias del continente no le va tan mal. Veamos algunas de esas cifras: Los colombianos creen que el país es muy o algo democrático un 63,4%/2004, 62,1%/2005 y un 62,5%/2006. Para el 2006 un 49,1% cree que el país es algo democrático, un 24% muy democrático, un 21,7% poco democrático y un 5,1% nada democrático, es decir cerca del 70% piensa que Colombia es un país democrático. Esto quiere decir también, si nos atenemos al estudio del DANE, que la conclusión de Caracol es falsa pues de un 28% de personas que creen que Colombia es una democracia en el 2006(LAPOP) pasamos a un 34% en el 2008(DANE).

El estudio LAPOP-USAID-U de los ANDES nos presenta los resultados en una dimensión comparativa, muy útil para evitar caer en apreciaciones localistas. Entre 15 países en los que se hace la encuesta, Colombia ocupa el quinto lugar, sólo por debajo de Costa Rica 71,4%, República Dominicana 70,5%, Jamaica 66,2% y Chile 64,6%. Colombia tiene 62,5%. La encuesta indaga por el nivel de satisfacción con las democracias y ahí Colombia ocupa el quinto lugar. El nivel de satisfacción de los colombianos con su democracia tiene la siguiente escala: muy satisfecho 4,6%, satisfecho 54,4%, insatisfecho 33,8% y muy insatisfecho7,2%. (para información más amplia y detallada, véase: Rodríguez-Raga Juan Carlos (U de los Andes) y Mitchell Seligson U de Vanderbilt, Cultura política de la democracia en Colombia. USAID, LAPOP, Bogotá, 2007 ywww.americasbarometer.org.)

Vale entonces preguntar por qué razón se presentan las cifras con una connotación tan negativa, por qué no se subrayó en la nota de Caracol Radio que mas de dos terceras partes de los colombianos aceptan que Colombia es un país democrático aunque la mayoría le vean vacíos y fallas? Se podría pensar que es parte de la función crítica de la prensa o que es parte del ejercicio de la libertad de prensa. Sin embargo, en este caso, al menos, es constatable la evidente contradicción entre el titular y el contenido y podríamos pensar que ahí termina el problema.

Sin embargo, me atrevo a pensar que el asunto es de un calado mas hondo. En Colombia parece un lugar común, un prejuicio muy arraigado en círculos cultos, entre intelectuales, académicos y sectores de izquierda, asumir y pregonar que en Colombia no existe democracia, o que esta es una parodia, que es una democracia de pipiripao, cuando no se va al extremo de afirmar que lo que hay es una dictadura. Hay colegios y universidades en los que se reduce la democracia colombiana a una farsa. Igual podríamos pensar que en ello no hay ningún problema ni motivos de preocupación. Al fin de cuentas puede hacer parte de una percepción, y con las percepciones suele ocurrir lo mismo que con ciertas creencias, no se prestan al debate ni son materia de demostración, simplemente así se ven las cosas y punto. Se puede admitir incluso, que estas opiniones hacen parte del núcleo de percepción negativa que cualquier democracia registra, al fin de cuentas la democracia garantiza su cuestionamiento interno. Entonces, ¿donde está lo inquietante? Lo que preocupa por tanto es que esta actitud de descalificación per se de la democracia, que se revela hasta en la titulación errada de la crónica de una encuesta y en la negativa a mirar todas las tendencias contenidas en el resultado, haga parte de una mentalidad deslegitimadora no solo de la democracia sino de otras instituciones del estado y del estado mismo y se haga pasar esa actitud como parte de la rutina, como deber del oficio o un dato dado. Y que no se mida el daño que se le ocasiona a una sociedad sacudida por fenómenos de violencia, por la corrupción y la degradación de la política, cuando no se muestran los problemas en una dimensión integral y analítica.

La idea y el mensaje que se divulgan tienen efectos nocivos para la democracia que supuestamente se anhela. Y lo peor, no se piensa que todo ese discurso deslegitimador proporciona razones a quienes pretenden sustentar políticamente que en nuestro país se justifica la lucha armada porque no existe ni libertad ni democracia.

Pienso que hay dos maneras de vivir las deficiencias, debilidades, vicios y errores de la democracia, una es la que señala el grueso de la encuesta que reconoce esas fallas sin renegar de la democracia. Otra consiste en mantenerse en la tónica del discurso deslegitimador por defecto o porque suena inn o porque simplemente es así.

 

 

 

No hay comentarios: