lunes, 23 de marzo de 2009

Un hecho histórico

Por Eduardo Pizarro Leongómez

El Tiempo, Bogorá

Marzo 23 de 2009

El pasado 19 de marzo, el Tribunal Superior de Bogotá dictó la primera sentencia condenatoria contra un miembro de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), Wilson Salazar Carrascal, el 'Loro'. Se trata, sin duda, de un hecho histórico.

El antiguo patrullero del frente 'Héctor Julio Peinado Becerra', del bloque norte de las Auc, que actuaba en el sur del Cesar, fue condenado, inicialmente, a una pena principal de 38 años y a una pena alternativa de 5 años. Dado que solamente se le juzgó con base en la figura de la imputación parcial de cargos por los asesinatos de Luis Alberto Piña (1998), Aída Cecilia Lasso y su hija (2000), mientras faltan múltiples crímenes que el propio imputado confesó, el monto de la pena puede y debe aumentar en el futuro.

Para poder gozar de la pena alternativa, el 'Loro' deberá cumplir con cinco requisitos: desmontar su grupo armado ilegal, confesar la verdad, pedir perdón, entregar sus bienes al Fondo de Reparación de las Víctimas y no volver a delinquir. Si incumple uno solo de estos requisitos, deberá pagar la pena principal.

La significación de esta condena es múltiple. En primer término, demuestra la voluntad del Estado de no permitir que haya impunidad frente a los crímenes perpetrados por las Auc. Este hecho es, sin duda, ejemplar si lo comparamos con la enorme impunidad que ha acompañado procesos similares en el mundo. Para no ir demasiado lejos, los Acuerdos de Viernes Santo (1998) en Irlanda del Norte.

En segundo término, el tiempo transcurrido entre la aprobación de la Ley de Justicia y Paz (25 de julio del 2005) y esta condena (19 de marzo del 2009), es decir, poco menos de cuatro años, es ejemplar a nivel internacional. Si cotejamos con los lentos y pobres resultados de los tribunales penales internacionales para la antigua Yugoslavia, Sierra Leona y Ruanda, lo ocurrido en Colombia es destacable. En aquellos países, con centenares de funcionarios y recursos millonarios, tardaron más de un década para juzgar al primer criminal. El tribunal para la antigua Yugoslavia creado en 1993, en 16 años ha implicado a 161 personas y condenado a 117. Qué horror. Recordemos que en Srebrenica fueron fusilados más de 8.000 musulmanes y violadas todas sus mujeres. En Camboya, los fiscales internacionales tardaron 4 años y millones de euros para definir si juzgaban a los ya ancianos responsables del genocidio perpetrado por los Jemeres Rojos mediante el sistema anglosajón o el francés. Qué vergüenza.

En tercer término, es importante subrayar la asimilación por parte de los jueces y fiscales de Justicia y Paz de los componentes de una política de reparación integral a favor de las víctimas. Esto ha permitido que en esta condena otros elementos distintos a la simple pena de prisión hayan sido tomados en consideración. Según la sentencia, además de la indemnización económica a favor de los familiares de las víctimas, el 'Loro' deberá expedir un comunicado en el que pida perdón por el daño causado y se compromete a no volver a delinquir. Como conmemoración simbólica, la institución educativa en la cual estudiaba la hija de Aída Lazo, Sindy Paola Rondón, deberá llevar su nombre y, mediante un fideicomiso, los hijos de Luis Alberto Piña deberán tener garantizados sus estudios hasta el nivel universitario. Además, los familiares deberán tener acceso gratuito a atención psicosocial y otros beneficios. Sin embargo, estas medidas de reparación integral incluidas en el fallo han sido consideradas como insuficientes por la Defensoría y la Procuraduría, que han manifestado que apelarán contra la sentencia.

Finalmente, esta primera sentencia condenatoria constituye no solamente una lección para el resto de procesos contra los centenares de miembros de las Auc detenidos, sino para futuros procesos de justicia y paz.

Dado este paso, esperamos que la Fiscalía acelere los procesos penales pendientes y tenga en cuenta las observaciones de los organismos de control en lo referido a la reparación integral de las víctimas en las futuras condenas. 

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