martes, 17 de marzo de 2009

¡Ánimo salvadoreños! ¡La lucha apenas comienza!

Por Alejandro Peña Esclusa *

UnoAmérica, Caracas

16 de marzo de 2009

El reñido triunfo obtenido por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) es la consecuencia, no de su propuesta, sino del desgaste de veinte años de gobierno en manos de un mismo partido. El pueblo salvadoreño quiso un cambio –como ocurrió en Venezuela hace diez años– sin percatarse que cambiar no necesariamente significa mejoría, sino –como se verá muy pronto– un empeoramiento de su situación. Afortunadamente, no se desató la violencia, como seguramente hubiese ocurrido con una derrota del FMLN, que había amenazado con desconocer cualquier resultado adverso. Por su parte, Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) reafirmó su vocación democrática, sometiéndose a la voluntad popular, a pesar de las falsas acusaciones sobre un posible fraude electoral.

 

Durante los últimos meses, Mauricio Funes aseguró repetidas veces que su propuesta nada tenía que ver con la de Chávez, y que había una “campaña del miedo”, para vincularlo con el dictador venezolano. Sin embargo, la misma noche de las elecciones, los dirigentes del FMLN, José Luis Merino y Orestes Ortez, se quitaron la careta, refiriéndose a Hugo Chávez como el “nuevo Bolívar de América Latina”, a través de una entrevista concedida al canal del Estado venezolano. Hay varios aspectos positivos que vale la pena destacar:

 

Primero, el señalamiento público y constante de los vínculos entre Chávez y el FMLN, impedirá que Funes pueda repetir fácilmente el esquema seguido por Chávez, Morales y Correa. El pueblo y los sectores democráticos estarán atentos y vigilantes, para impedir que en El Salvador se conculquen las libertades, como ha ocurrido en Venezuela, Bolivia y Ecuador.

 

Segundo, la crisis económica mundial, que ya ha golpeado duramente la capacidad del gobierno venezolano para exportar su revolución, también afectará la gestión de Funes, quien deberá concentrar sus esfuerzos en responder a las exigencias concretas del pueblo salvadoreño. Esta realidad le restará capacidad de maniobra para imponer su agenda política.

 

Tercero, las organizaciones democráticas de El Salvador, se verán obligadas a reorganizar sus fuerzas y a repensar su propuesta, a fin de ofrecerle al pueblo una solución definitiva a sus problemas, basada en un renacimiento moral, económico y cultural.

 

Si bien es cierto que el triunfo del FMLN constituye una tragedia para toda Centro América, también es cierto que las dificultades –como las que se avecinan para El Salvador– despiertan reacciones positivas y fuerzas benéficas, que sirven para purificar y engrandecer a las naciones. En lo inmediato, los salvadoreños deberán luchar para evitar que el FMLN convoque a una Asamblea Constituyente, paso previo para controlar los poderes públicos, permitir la reelección indefinida, y perseguir a opositores y medios de comunicación. La Unión de Organizaciones Democráticas de América – UnoAmérica, estará siempre presente, para colaborar con la defensa del estado de Derecho, las libertades y la justicia en El Salvador. Ofrecemos al pueblo salvadoreño una mano amiga, junto con nuestras palabras de esperanza y aliento.


(*) Presidente de UnoAmérica

 

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