domingo, 29 de marzo de 2009

Obama en México

Por Jorge Ramos

El País, Cali

Marzo 29 de 2009

Desde que Barack Obama era candidato presidencial, quería ir a México. Pero tras su viaje a Berlín no quiso arriesgarse a que lo criticaran por preocuparse más por México que por la crisis económica que estaba estallando en Estados Unidos. Y no fue. 


Obama, quien ha resultado ser un mago para medir los tiempos políticos, ha calculado correctamente que éste es el momento propicio para visitar México. Son realmente inexplicables las acusaciones que saltan de un lado al otro de la frontera en este momento. ¿Acaso no hay teléfonos o internet? ¿Dónde están los embajadores, diplomáticos, cancilleres y jefes de prensa? ¿Por qué han subido de tono las disputas entre estos vecinos?
 


Lo que ha ocurrido en las últimas semanas entre los gobiernos de México y Estados Unidos es un verdadero diálogo de sordos. Y, como si fuera un circo, mexicanos y norteamericanos se están peleando simultáneamente en dos pistas.
 


Primera pista: funcionarios de Estados Unidos critican a México por ser un estado fallido y perder el control de su territorio frente a los narcotraficantes. Sólo en lo que va del año han muerto más de mil personas en crímenes vinculados al narcotráfico. Por eso, Estados Unidos está considerando enviar más soldados y miembros de la Guardia Nacional a la frontera.

 
Y México contesta las críticas diciendo que la culpa de la narcoviolencia la tienen los 35 millones de norteamericanos mayores de 12 años de edad que han usado cocaína, según una encuesta nacional de salud, y las armas de los narcos, que en un 90% provienen de Estados Unidos.
 


Y como cereza en el pastel, el propio presidente Felipe Calderón acusa a la revista Forbes de exaltar la violencia por incluir al narcotraficante ‘El chapo’ Guzmán en su lista de los hombres más ricos del mundo. Y, aquí, la revista le contesta que la lista incluye a todos: a ilegales y otros que no lo son tanto. Y que si le preocupa tanto, pues entonces que no permita que haya narcos como ‘el chapo’ que ganen tanto dinero (y así ya no los pondrán en la lista).
 


Segunda pista: tras la prohibición de que camioneros mexicanos entreguen sus mercancías más allá de 40 kilómetros dentro del territorio norteamericano, el Gobierno de México ha aumentado considerablemente los aranceles a decenas de artículos estadounidenses. O sea, ojo por ojo.
 


Pero en esta pelea los dos países salen noqueados. En juego están los US$350.000 millones en comercio entre ambas naciones y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan o Nafta, sus siglas en inglés). La prohibición y las sanciones se hubieran podido evitar con un cafecito o un viaje (clase turista, claro, porque estamos en crisis). No se hizo nada y ahora desenredar estos asuntos va a costar mucho. ¿Por qué México no envió a un funcionario de alto nivel a negociar a Washington antes de que el Congreso aprobara la ley que dejó fuera de Estados Unidos a los camioneros mexicanos?
 


La esperanza es que Obama acabe con el circo de dos pistas y lime asperezas con su visita a México los días 16 y 17 de abril y con el viaje de la secretaria de Estado Hillary Clinton esta semana. ¿Qué mensaje llevará Obama a México?
 


“Lo que es absolutamente cierto es que tenemos que ser socios”, me dijo el entonces candidato Obama, en un tono totalmente conciliador, en una entrevista el 27 de septiembre del 2008. Y en vista de que el nuevo Presidente se ha hecho famoso por su congruencia (y por el dicho ‘No drama Obama’), el mensaje de Obama a Calderón será el mismo.
 


Aunque la postura del Mandatario respecto al Tlcan sigue siendo un interrogante -¿Qué quiere Obama: suspender, renegociar, fortalecer o dejar igual el Tratado?- sí está consciente de que a Estados Unidos le conviene un México económicamente fuerte. Su ecuación es sencilla: a más trabajos en México, menos indocumentados en Estados Unidos.
 


“Trabajar con México para reducir ahí la pobreza y crear trabajos y oportunidades”, Obama afirmó, “es la mejor fórmula que tenemos para lidiar (con la inmigración indocumentada) a largo plazo”.
 


Así que ya sabemos. La actitud de Obama hacia México siempre ha sido positiva.
 


México se hubiera ahorrado muchos gritos y sombrerazos con una simple llamada de Calderón a Obama. En cambio, prefirieron llevar la pelea al circo y ahora los leones ya se escaparon de la jaula.
 



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