lunes, 23 de marzo de 2009

"El conflicto colombiano está llegando a su fin"

Malcom Deas (Entrevista)

El País, Cali

Marzo 22 de 2009

(Por Fabio Posada) 

Malcolm Deas es uno de los más connotados expertos en el conflicto colombiano. Estuvo en Cali y habló con El País. 

El historiador británico de la Universidad de Oxford, Malcolm Deas, quien vino por primera vez a nuestro país hace más de 45 años, estuvo la semana pasada en Cali en el Seminario de Reintegración de Jóvenes en Conflicto con la Ley, y como ya es costumbre, presentó una ponencia polémica. 

¿Cuál es su visión sobre el conflicto colombiano? 

Me parece que está llegando a su fin y que éste será muy difícil. Se ha logrado mucho en los últimos diez años. Me impresiona. Las cifras en su mayoría son buenas y nadie pensaba, seis años atrás, que el país fuera a estar en esta situación. 

Cuando digo un fin difícil es porque creo que las Farc todavía existen, siempre han sido una organización militarmente bastante capaz, por lo que aún hay que hacer un gran esfuerzo para doblegarlas, porque las condiciones del combate son muy duras y en regiones inhóspitas. 

Su táctica ahora es el terrorismo, las minas antipersona y los francotiradores. Políticamente es bueno para ellos, pero sus opciones se ven reducidas. 

No veo al Gobierno diciendo que las tiene derrotadas, lo que es prudente. El mayor desafío está en el alto costo económico para haber inclinado la balanza. Ahora hay muchos colombianos, que viven en las partes más seguras del país, muy poco dispuestos a seguir pagando impuesto de guerra. 

¿El narcotráfico es el motor del conflicto? 

No diría que el motor, diría que es la gasolina. Combustible que produce violencias múltiples, situaciones locales difíciles y requiere un esfuerzo que no parece tener fin. 

Aunque ha habido algunas cosas nuevas del ambiente internacional como el pedido de la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, de cambiar los paradigmas en el combate a las drogas, el cambio en los llamados países consumidores es muy lento. Y no veo una solución para esa situación. 

¿Cada vez más el conflicto de Colombia va de la mano con la producción de narcóticos? 

Parece que sí. No son los únicos elementos, pero gran parte de los ingresos de los grupos armados ilegales provienen de ese negocio ilícito, por eso hay vestigios del paramilitarismo y desarrollo de las nuevas bandas. 

¿Es posible llevar a cabo un programa de desmovilización y reinserción en estas condiciones? 

Mire la población del país es de 45 millones, en comparación la cifra de los desmovilizados es muy pequeña, unos 50 mil. De esos unos 34 mil, porcentaje respetable, el Gobierno sabe dónde está. Más de la mitad trabajan en el sector formal. 

Eso no es un fracaso, pero la pregunta es ¿cuánto tiempo es posible atender a esa gente? Los recursos no son infinitos y al final el reinsertado tiene que arreglar su propia vida, como los demás colombianos. Además, hay un alto número de desempleados que también necesita una mano, por eso no debe haber una generosidad más allá de la que la gente considere justa. 

¿Entonces de dónde vamos a sacar empleo para 50 mil desmovilizados? 

Ese es el problema, pero es de todos, no sólo de los que manejan el programa de desmovilización, a quienes les están dando palo. 

¿Cuánto es el salario mínimo? Quinientos mil pesos, y entonces ¿cuántos salarios mínimos debe recibir un reinsertado? Yo le pregunto eso a la gente y no me saben contestar. 

¿Hay mucho temor a que se esté gestando una nueva era de violencia? 

Esa es la conocida tendencia colombiana de enfatizar en los fracasos, que ya es una característica nacional. La desmovilización del paramilitarismo no es un fracaso. Hay cierta cantidad de gente que iba a regresar a la vida criminal, eso es inevitable, el promedio mundial de reincidencia es del 35% pero acá apenas está en el 12%. 

¿Por qué piensa que la educación es fundamental para interrumpir la lógica del conflicto? 

La última gran noticia sobre educación en Colombia fue la inauguración del colegio de Shakira. Si uno quiere un país con líderes preparados y nuevas generaciones que afronten los retos y transformen esa realidad caótica, la educación es el instrumento principal. Pero acá siguen siendo indiferentes. 

¿Por qué se interesó en estudiar el conflicto colombiano? 

A mi no me interesaba el conflicto, sino la historia del país. Pero fue inevitable conocerlo porque hace parte de ella. Intelectualmente no me parece que la guerrilla y el narcotráfico tengan algo fascinante. Hago un esfuerzo mental por pensar cómo sería posible llevar ese conflicto a un final, por el dolor inmenso que causa. 

¿Por qué dice que el final será difícil? 

La gente siempre dice que hay que llegar a una solución política, pero cuando le pido los detalles, nadie los tiene. Eso no llegará hasta que la guerrilla no de una señal de querer negociar, porque ella tampoco puede acabar el conflicto sola, requiere de la ayuda de toda la sociedad y el Estado. 

Una tregua para los subversivos es casi imposible, primero porque el liderazgo es cuestionado por el ala militar. Segundo, porque la disciplina se rompe. Tercero, los recursos se acaban porque no pueden seguir secuestrando, extorsionando o narcotraficando. 

¿Qué debe hacer la empresa privada para ayudarle al Estado? 

Aunque suene ‘aguafiestas’ no se le pueden pedir milagros al sector privado. Me inclino a pensar que no se puede priorizar a los desmovilizados por encima de las otras imperiosas necesidades de un país. 

En sus propias palabras 

"No veo al gobierno diciendo que tiene derrotadas a las Farc, lo que es muy prudente. El mayor desafío está en el alto costo económico y social que se debe pagar para terminar de inclinar la balanza” Malcolm Deas, Historiador. 

Los consejos desde la academia 

“El primer deber de una empresa privada es ganar dinero y funcionar, luego vienen los programas sociales. Existen muchas formas en que el sector privado puede contribuir a la solución del conflicto. La primera sería elevar el perfil de las necesidades educativas para lograr que el país sea próspero y competitivo. Luego, apoyar con becas los estudios de especialistas en resolución de conflictos, que deben ser continuos, el país y sus problemas no están sobre diagnosticados”.

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