lunes, 23 de marzo de 2009

Más que elecciones

Por Rafael Nieto Loaiza 

El País, Cali

Marzo 22 de 2009

 No. No basta con adelantar elecciones periódicas para que exista una democracia. Diga lo que diga Fabio Valencia, tampoco el que un número importante de ciudadanos solicite la realización de un referendo, y el hecho de que éste se lleve a cabo, garantiza que el ejercicio sea democrático. 

Me explico: las elecciones de autoridades públicas, y en general la consulta a los ciudadanos de decisiones trascendentales para la vida en sociedad, es condición necesaria pero no suficiente para la democracia. La democracia exige mucho más que permitir a la población acercarse a votar cada cierto tiempo. 

Para empezar, necesita que las elecciones sean limpias y contar en ellas con unas mínimas condiciones de igualdad entre los candidatos. Y que los funcionarios no usen los recursos del erario público en su campaña ni tomen ventajas inaceptables en razón de su condición. Por eso son condenables la financiación ilegal de las campañas, como en el 8.000, y el vínculo con violentos para tomar ventajas electorales, como en la para o la farcopolítica. Por eso, entre otras cosas, fueron muy poco democráticas las últimas elecciones en Venezuela. Chávez usufructuó tanto como pudo los dineros estatales, hizo publicidad con ellos, abusó de todos los medios de comunicación, obligó a los burócratas estatales a votar por sus candidatos, y no paró de amenazar con sangre y con cárcel a sus opositores. Un triunfo en estas condiciones carece de legitimidad, por mucho que obtengan más votos que los contendientes. 

Tampoco basta a la democracia que gobiernen las mayorías. Ellas, por supuesto, tienen derecho a establecer la agenda pública y a ejecutar su programa. Pero es indispensable que siempre se respeten los derechos de las minorías y que no se use el poder para intimidar a los adversarios. Usar los medios oficiales para perseguir a la oposición es inaceptable. Por eso no es democrático que se haya prohibido con motivos baladíes que Leopoldo López fuera candidato en Caracas, o que la fiscalía venezolana siguiendo instrucciones de Chávez persiga a Manuel Rosales, líder y gobernador de la oposición, o lo mismo haga Evo en Bolivia con el Gobernador de Pando, o que en Nicaragua por orden de Ortega se prohibiera la participación de los dos principales partidos de la oposición. Y por eso es urgente que las investigaciones sobre lo ocurrido en el DAS establezcan plenamente si las denuncias son ciertas y quiénes son los eventuales responsables. La oposición debe tener la garantía de que las grabaciones y seguimientos no fueron resultado de la orden de funcionarios de Casa de Nariño. 

La democracia requiere que el poder público no esté concentrado en una sola cabeza y que las distintas ramas de ese poder sean efectivamente autónomas. El control presidencial de la Rama Judicial, como en Ecuador y Venezuela, no es democrático. Como no lo es arropar a los empleados públicos corruptos, por razones partidistas, como hace el Polo con Rojas Birry que, además, es el personero de Bogotá y encargado de evaluar la conducta disciplinaria de los funcionarios del Distrito. 

En fin, el referendo expresará una voluntad popular, eso es claro, pero necesita de modificaciones sustantivas en la Constitución que garanticen el balance y el sistema de pesos y contrapesos que son indispensables a la democracia. Sin ellas la democracia quedará coja, por muchos millones de personas que vayan a las urnas. 

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