Editorial
El Mundo, Medellín
Mayo 1 de 2009
Por fortuna para la humanidad, tras casi 70 años de horror, se impuso en las relaciones obrero-patronales la doctrina social de la Iglesia, consistente en que, como dijo en su Encíclica Quadragessimo anno el Papa Pío XI: “… Cuando la lucha de clases se abstiene de los actos de violencia y del odio recíproco, se transforma poco a poco en una discusión honesta, fundada en la búsqueda de la justicia”. En esa doctrina se inspiran muchas de las legislaciones laborales que hoy rigen en países democráticos, Colombia entre ellos, con base en las cuales se resuelven los conflictos dentro de un clima de respeto y colaboración, sólo alterado excepcionalmente por actos de sabotaje y violencia, ajenos por lo general al movimiento sindical y alentados por minorías extremistas.
A propósito de la discusión honesta, de que hablaba Pío XI, fundada en la búsqueda de la justicia – y nosotros agregaríamos... de la verdad – nos encontramos ayer en la Internet con un seudo informe –publicado por Nueva Tribuna, periódico español de izquierdas en la Internet – que poco tiene de verdad y sí mucho de falacia calumniosa contra Colombia y sus instituciones, propalada por algunos camaradas sindicalistas de EEUU y Europa, y, lo más grave, respaldada por un puñado de traidores a la patria, que se pasean por Bruselas denigrando de su país y buscando aplausos de los felices “progresistas” europeos.
Desde el título se adivina el ánimo tramposo: “El sindicalismo internacional pide a la UE que no firme el TLC con Colombia”. No es el sindicalismo internacional sino algunos “líderes sindicales europeos, estadounidenses y colombianos”, dedicados por estos días previos a la ronda de negociaciones – convocada entre el 5 y el 8 de mayo, aparentemente definitiva – del llamado “Tratado de Asociación Unión Europea y Andinos”, a hacer lobby ante el Parlamento Europeo con el ánimo de sabotear la aprobación del tratado con Colombia, con la absurda acusación de que aquí el movimiento sindical ha sido aniquilado porque durante el gobierno de Álvaro Uribe han sido asesinados 500 líderes sindicales.
Se trata de una confabulación internacional contra los intereses políticos y comerciales de Colombia en Europa, de la que hacen parte la CUT, o al menos su presidente Tarcisio Mora, porque nos negamos a creer que tenga en ello el total respaldo de los demás dirigentes y, sobre todo, de las bases de trabajadores de esa central, y dirigentes de la izquierda marxista como el senador Robledo, quien se encuentra viaticando en Bruselas por cuenta de los contribuyentes colombianos, incluidos los más de seis millones que votaron dos veces por el presidente Uribe.
Dice el libelo español que “En Colombia se asesina al 60% de los sindicalistas muertos en todo mundo. Y las organizaciones sindicales europeas y estadounidenses no están dispuestas a que esto siga sucediendo y que la UE mire para otro lado mientras firma un Tratado de Libre Comercio con Colombia. Por ello, Simon Dubbins, director internacional del sindicato Unite, el más grande del Reino Unido, que cuenta con 2.100.000 afiliados; Dan Kovalik, abogado del sindicato del Acero de EEUU con más de millón y medio de afiliados; y Tarcisio Mora, presidente de la CUT, la más grande central obrera de Colombia, están en Bruselas esta semana, reuniéndose con parlamentarios y funcionarios europeos, para entregarles las estadísticas del exterminio de los líderes sindicales en Colombia y denunciar el comportamiento del gobierno de Álvaro Uribe en contra de los derechos sindicales y su política de aniquilación del movimiento sindical”.
Se dice que el subdesarrollo también es un estado mental y hay mucha razón en eso. ¿Cómo va a ser posible que sobre un tema de esa naturaleza el sindicalismo británico o el estadounidense coincidan con el colombiano, cuando a la hora de la verdad tienen intereses contrapuestos? Los sindicalistas europeos, como los norteamericanos, están asustados porque van a perder puestos de trabajo con el más alto ingreso del mundo, y esos puestos de trabajo son los que va a ganar Colombia si el TLC con EEUU y el llamado “Acuerdo de Asociación con la UE”, funcionan, mejorando el empleo y también el ingreso de los trabajadores colombianos. De modo que, en un mundo globalizado, los principales enemigos del progreso de los trabajadores colombianos son los trabajadores alemanes, británicos, franceses, norteamericanos, etc., porque con el libre comercio también se libera la mano de obra, siendo la de los países en desarrollo mucho más barata que la de EEUU o Europa, y es lógico que con los tratados se pierdan puestos en los países ricos y se ganen en los del tercer mundo.
Los señores de la CUT son ‘idiotas útiles’ en este conato de los sindicatos AFL-CIO y los europeos contra la posibilidad de acuerdos comerciales con Colombia. Y para ello no tienen empacho los mendaces criollos en darles el argumento perfecto para que no tengan que hablar con la verdad de su rechazo: el cuento de que Colombia es una satrapía donde se violan los derechos sindicales y se asesinan líderes obreros a granel. Y todo ello sobre una versión deformada y falseada de las realidades colombianas que el Vicepresidente Francisco Santos refutó contundentemente a los mismos acusadores en el foro de la OIT. Que ahora repiten su letanía aprovechando que no tienen contendor.
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