Por Juan José Perfetti del Corral
El Colombiano, Medellín
Mayo 15 de 2009
Aunque desde la década pasada se registra un cambio sustancial en la estructura de los mercados y del consumo mundial de productos agrícolas, dichos cambios se han consolidado durante la presente década.
La participación en el comercio y en el consumo de los productos básicos, como cereales y azúcar, ha venido disminuyendo progresivamente, dando paso a otros bienes, como las frutas y las hortalizas y los productos pesqueros, que hoy en día representan más del 40% del comercio mundial de bienes agrícolas. Adicionalmente a este fenómeno, la diversidad de productos y de presentaciones se ha ampliado ostensiblemente. Hoy en día, un solo producto tiene muchas formas de presentación, pues lo que se impone es la diversidad y no, como en el pasado, la homogeneidad. Esto abre amplias oportunidades para la creación de nuevos mercados con base en la innovación.
De la mano de lo anterior, aunado a otros elementos de protección de mercados y de reducción de riesgos sanitarios y de salud humana, otra tendencia creciente es la exigencia de la certificación de la producción o del producto y la proliferación de sellos de calidad. Esta tendencia, que implica mayores costos de producción y comercialización para los productores agropecuarios, tiene su compensación en los mayores precios que tienen los productos certificados. Al igual que en el caso anterior, esta tendencia, que en principio aparece como una amenaza, se puede convertir en una importante oportunidad de negocios. El mejor ejemplo de ello es lo que ha venido ocurriendo con los productos orgánicos, que cada día ocupan un espacio mayor en la comercialización de alimentos.
Otro cambio sustancial que se registra en el desarrollo de la agricultura mundial tiene que ver con lo que ha pasado a nivel del desarrollo tecnológico. En los años setenta del siglo pasado, la denominada revolución verde significó un cambio sustancial en los rendimientos y en el manejo de los cultivos. Ello ha quedado atrás y, hoy en día, cada vez más se imponen las técnicas que incorporan desarrollos en el área de la biotecnología. Los crecientes desarrollos y los debates a nivel mundial acerca de los cultivos transgénicos constituyen un ejemplo de cómo el paradigma tecnológico de la agricultura ha cambiado. De igual manera, hoy no se habla de una agricultura homogénea que recibe un tratamiento similar en campo; por el contrario, se reconocen las diferencias y particularidades de los terrenos y por ello se impone, con fuerza, la denominada agricultura de precisión.
Desde la década pasada el Ifpri, a través de los diversos documentos que se produjeron alrededor de la formulación de la visión 2020 de la agricultura mundial, llamó la atención acerca del riesgo que representa para el desarrollo de la agricultura planetaria la disponibilidad de agua, dadas las crecientes demandas que por este recurso se van a derivar del crecimiento poblacional, consumo humano, y la mayor producción agrícola. Allí parece haber un posible conflicto en el que la prioridad está en satisfacer el consumo humano sobre el consumo agrícola. Esto, de por sí, plantea un reto enorme sobre la agricultura mundial, ¿cómo aumentar la producción agrícola sin que la oferta hídrica se convierta en una restricción que impida que se dé dicho aumento en la producción?
En la próxima columna se continuarán analizando las tendencias y los retos que hacia el futuro tiene el desarrollo agrícola mundial.
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