domingo, 11 de octubre de 2009

Ceguera política permanente

Editorial

Vanguardia Liberal, Bucaramanga

Octubre 11 de 2009

No podían estar más equivocados, quienes en algún momento pensaron que el reemplazo de Manuel Marulanda Vélez, alias Tirofijo, por Alfonso Cano, podía con el tiempo generar algunos cambios internos en las Farc. La equivocación, no obstante, tenía algunos argumentos serios en los cuales apoyarse, como el hecho de que quien ahora comanda a esa organización criminal, es un individuo más preparado que su antecesor, quien además de que ni siquiera pudo graduarse como bachiller, se jactaba incluso de no haber estado en una ciudad grande del país desde finales de los años sesenta del siglo XX, por haber permanecido en el monte.


Frente a tamaña desconexión con la realidad nacional, fue que muchos pensaron que con el arribo de Cano, la situación en algo podría mejorar, así fuera porque difícilmente podía ser peor.


Pero no fue así.


Y no fue así, porque a pesar de su pretendida mayor preparación política y social, el nuevo jefe de las Farc ha demostrado en este año largo al mando de sus filas, que es tanto o más ciego políticamente que su predecesor.


Así queda demostrado al analizar la posición de amplios sectores de la opinión pública nacional, que se encuentran dispuestos a aceptar que se modifiquen las leyes y se tuerzan las conciencias, para asegurarse de que la política de combatir a ese grupo insurgente continúe inalterada. En fin, que se ponga en peligro la existencia misma de la democracia, con tal de garantizar que la posición del Estado de combatir a las Farc por la fuerza, seguirá en el futuro.


Mientras tanto, desconociendo abiertamente esa realidad que admiten hasta países lejanos, Cano y sus hombres insisten en mantener a miembros de la fuerza pública secuestrados en la selva, perseveran en sus ataques a poblaciones inermes, prosiguen con sus boleteos y extorsiones a los campesinos y ganaderos, perpetúan su reclutamiento de menores y no dejan pasar oportunidad que se les presente para plagiar ciudadanos de toda clase y condición.


Y como si el listado anterior no fuera suficiente, y a pesar de los fuertes golpes militares que han recibido, las Farc se niegan a expresar la más tenue señal de que estén por lo menos considerando darle una tregua a esta guerra fraticida en la cual tienen inmerso al país hace 40 años.

Políticamente, esa agrupación guerri-llera perdió el conflicto hace años con sus abusos en la zona de despeje. No obstante, lo que no deja de llamar a la sorpresa es que no solamente se rehúsa a prender la lección, sino que gracias a esa ignorancia insiste en inundar de sangre y sufrimiento al país.

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