viernes, 9 de octubre de 2009

Un caso de guerra

Álvaro Valencia Tovar

El Tiempo, Bogotá

Octubre 9 de 2009


Informa el diario Miami Herald que el juez ecuatoriano que ordenó la detención del ex ministro Juan Manuel Santos denomina oficialmente su providencia como Caso de Guerra. En teoría, no le falta razón. Strictu sensu, el bombardeo del campamento de las Farc situado en un área selvática de la Amazonia desde el cual el número 2 de la organización terrorista dirigía operaciones contra el Estado colombiano fue una acción de guerra. Pero entre guerra y agresión hay una distancia que es preciso definir.

En comentario pasado sobre el caso en esta columna, se citaron las disposiciones que las Cartas de la ONU y la OEA expresan sobre la legítima defensa de los Estados miembros ante agresiones desde territorio de otro Estado. En ambas, resulta claro que Colombia, al responder los actos hostiles dirigidos desde un emplazamiento situado en un lugar selvático del país vecino, que no se dio por entendido de la presencia cuasi permanente de tal enclave hostil contra nuestro país, da licitud al caso de guerra en el cual perece el cabecilla "guerrillero" que dirigía los ataques que costaron numerosas bajas a militares colombianos.

Conviene repasar antecedentes de este casus belli, precedido de otros que configuran una situación continuada sin solución por parte del gobierno vecino y amigo. Recordemos el caso de Teteyé (Putumayo), donde una fracción de las Farc atacó desde territorio ecuatoriano a la guarnición colombiana que prestaba servicios de vigilancia a una petrolera, causando 14 bajas en este caso de guerra. El presidente Uribe Vélez acudió al lugar, donde pudo verificar lo acaecido. Con prudencia y respeto por la nación hermana y su gobierno, envió al viceministro de Defensa Andrés Peñate a Quito, donde se entrevistó con la entonces ministra del ramo del Ecuador, hallando una inamistosa actitud de rechazo tajante a ocuparse siquiera del tema, negando que en territorio ecuatoriano existiese presencia armada de insurrectos colombianos.

La inteligencia militar colombiana coincidió con informaciones del DAS sobre campamentos itinerantes de las Farc en el vecino país. El mismo funcionario Andrés Peñate, ahora como director del DAS, fue enviado a Quito, para tratar reservadamente el caso con organismos competentes del gobierno ecuatoriano, obteniendo seguridades de que se ocuparían de la situación. Colombia le suministró las coordenadas precisas, pero curiosamente en todos los casos los emplazamientos se hallaron vacíos.

Localizado 'Raúl Reyes' con toda certidumbre en el emplazamiento "clandestino" se planeó y ejecutó con precisión matemática la Operación Fénix, en la que fue eliminado el cabecilla, como también varios integrantes de su grupo armado, y se incautaron elementos de guerra e inteligencia, entre estos el computador de alias 'Reyes' en el que se hallaron pruebas inequívocas de visitas practicadas por los altos funcionarios del gobierno de Ecuador al campamento. Uno de tales personajes, ex ministro de Estado de ese país, reconoció esta verdad.

En el nuevo proceso del restablecimiento de relaciones diplomáticas con el Ecuador, que los colombianos vemos con buenos ojos porque jamás hubiéramos querido que se alteraran, es preciso olvidar agravios y circunstancias de extrema tensión que nos han distanciado durante estos últimos años. Colombia ya dio seguridades de que hechos como el de la Operación Fénix no habrán de repetirse y el presidente Correa se ha comprometido públicamente a impedir, si es preciso con empleo de la Fuerza Armada, la presencia de grupos armados extranjeros en su territorio. Los encuentros de los dos cancilleres permiten ver con optimismo el pronto restablecimiento de las relaciones con la designación de embajadores que reemplazan a los encargados de negocios, lo que daría pie para la plena reanudación de relaciones comerciales, útiles a los dos países. Dentro de ese revivido espíritu de fraternidad, sería bueno que el empecinado juez del caso 'Reyes' engavetara el absurdo proceso contra el ex ministro Juan Manuel Santos.

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