viernes, 9 de octubre de 2009

Colombia y el desarrollo humano

Editorial

El Mundo, Medellín

Octubre 9 de 2009

El Índice se encuentra en 0.807 y representa la consolidación de los avances sociales y económicos que se registran desde que comenzó la construcción y divulgación del indicador.

El reciente Informe de Desarrollo Humano de la ONU ha sido recibido con satisfacción en distintos medios colombianos. Razón tienen, pues haber alcanzado la condición de país con “Desarrollo Alto”, gracias a que el Índice se encuentra en 0.807 representa la consolidación de los avances sociales y económicos que se registran desde que comenzó la construcción y divulgación del indicador del Pnud. Por supuesto, nos unimos a la satisfacción implícita en esos hechos. Sin embargo, el Índice revela algunos retrocesos, varias falencias y otros estancamientos que se deben enfrentar en pro de mantener el proceso de desarrollo en la escala ascendente que viene registrando desde los años noventa.

El mayor logro para Colombia es su crecimiento frente a otros países con los que comparte condiciones de desarrollo semejantes. En el informe entregado esta semana, y realizado con datos del año 2007, ocupamos el lugar 77, cayendo dos lugares frente al puesto 75 que tuvimos en el informe de 2008, que se construyó con datos de 2006. Otros países tuvieron mayores caídas, pues Brasil, al que vienen tratando como la potencia de Sudamérica, pasó del puesto 70 al 75, y China, portento en desarrollo, cayó del puesto 81 al 92. El comportamiento de las economías emergentes pone una señal de alerta, que merece especial atención sobre todo porque estas jalonaban el mejoramiento de la calidad de vida de más de medio mundo.


El retroceso del lugar de Colombia en el índice de 2009 se explica por la caída de algunos de sus niveles de desempeño. En el informe publicado en el año 2008 y construido con datos del 2005, la esperanza de vida de los colombianos era de 73,2 años. El crecimiento del indicador fue especialmente acelerado entre los años 1994-1998, en virtud del vigoroso proceso de vinculación de los colombianos al sistema de seguridad social. Gracias a ello, el país logró avanzar al destacado sitio del IDH. El retroceso no refleja, sin embargo, el importante lugar de la inversión en salud, que es del 17% del gasto público anual, a pesar de que el país tiene que enfrentar el narcoterrorismo realizando importantes inversiones en seguridad. Las inversiones, reportadas por el Pnud, son significativas considerando que el primer país de la lista del desarrollo, Noruega, invierte en 17,9% de su presupuesto y Suiza destina el 19,6, mientras que en el extremo de la baja inversión se encuentra Pakistán, otro país amenazado por el terrorismo, que tiene inversión por 1,3%.

En educación, los resultados que entrega el IDH son paradójicos, pues mientras la cobertura de los programas de alfabetización de adultos cayó del 92,8% en el informe de 2008 al 92,7% en el 2008, variación poco significativa pero que se precisa detener para que el país no pierda su lugar en el desarrollo, la escolaridad viene creciendo en forma significativa, ya que pasó del 75,1% de los jóvenes en el informe de 2008, al 75,1% en el documento del 2009. Aquí hay un resultado evidente del esfuerzo de inversión pública en educación, que para el informe de 2009 se situó en 14,2%, no muy lejos de Noruega, que lo tiene en 16,7% del gasto público, aunque sí muy distante de Malasia, que destina el 25,2% de su gasto a este sector, al que pudo definir como de su primer interés.

En materia de riqueza, el informe es también paradójico, pues si bien se pasó de tener un ingreso anual per cápita de 7.304 dólares en el informe de 2008 a uno de 8.587 dólares en el año 2009, crecimiento que sería de gran impacto si no estuviera opacado por el grado importante de inequidad que se manifiesta en el Coeficiente Gini, que para el año 2009 retrocedió ligeramente al caer de 58,6 a 58,5, en indicador en el que cien es el mayor grado de inequidad y cero es la igualdad plena. En este índice nos encontramos cerca del comportamiento de Bolivia, que tiene un coeficiente de 58,2 y somos superados apenas por cuatro países, de los cuales Haití tiene un coeficiente de 59,5 y el africano Namibia de 74,3. Las acciones gubernamentales y privadas a favor de la equidad deben combatir el comportamiento de este indicador en el que están reflejados hechos como que el 7 por ciento de los niños menores de cinco años se encuentra por debajo del peso esperado para su edad o que el indicador de pobreza es de 7,6%, superando a Chile y Panamá y sólo por un debajo tan poblado como Brasil.

El informe de 2009 estudia en profundidad los ritmos migratorios, para reclamar de los países y lugares receptores de los migrantes mayor apertura hacia las gentes que llegan de naciones menos desarrolladas o que hacen migración interna. Sobre Colombia, queda la pregunta sobre el impacto en el desarrollo y la calidad de vida de los US $4.523 millones anuales enviados por emigrantes que destinan a los suyos entre el 54 y el 68% de sus ingresos, según estudios realizados en España. Ahora, en lo que atañe a nuestro país, siguen siendo inquietantes las cifras de migración que están relacionadas con la violencia, pues el Pnud cuantifica en 480.000 los refugiados en otros países y en cifras que oscilan entre dos y medio y cinco millones de desplazados internos.

Con esta nueva versión del IDH, el mundo ha recibido un instrumento eficiente que le permite evaluar el estado de su desarrollo y el impacto de las acciones gubernamentales y privadas en la calidad de vida de las gentes y realizar los correctivos necesarios. Con aportes como este indicador de desarrollo, la ONU realiza plenamente su mandato y contribuye al progreso de sus miembros. Ojalá estas acciones se replicaran en otros campos que no tienen tan gratos resultados.

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