jueves, 17 de diciembre de 2009

2010, otro año de estancamiento

Juan Carlos Jaramillo

El Colombiano, Medellín

Diciembre 17 de 2009

La mayoría de los pronósticos de crecimiento para 2010 se ubican alrededor de 2.4 por ciento. El Gobierno, Fedesarrollo y el Latinamerican Consensus Forecast, estiman ese valor. La Cepal espera 2.5 por ciento y el Banco de la República un valor entre 2 y 4 por ciento, pero "con sesgo hacia la parte inferior del rango".


La recuperación proyectada se basa en modestos repuntes de las exportaciones, el consumo y las inversiones municipales.


Aunque los anteriores no son pronósticos optimistas, quien escribe estas líneas es aún más pesimista. La razón es que es muy posible que las exportaciones y el consumo interno no puedan reaccionar significativamente. Y hay razones para pensar que, incluso, puede haber deterioro frente a la situación de este año, para el cual se estima crecimiento cero.


El pronóstico es, entonces, el de un segundo año sin crecimiento. Los motivos de pesimismo son los siguientes:

Venezuela seguirá disminuyendo sus compras a Colombia. De una parte, es de esperar que el gobierno vecino siga restringiendo el comercio con Colombia; y de otra, es posible que Venezuela enfrente una situación económica interna delicada en el 2010. En general, cuando hay una crisis en algunos bancos, como ha venido sucediendo allí, todos los demás bancos restringen sus préstamos.


La recuperación norteamericana es muy incipiente, y está siendo acompañada de tasas de desempleo altas y crecientes. Aunque las exportaciones colombianas de minerales y petróleo pueden enfrentar buenos precios, no es evidente que ello baste para compensar la debilidad de la demanda norteamericana, en particular en lo que hace a exportaciones de servicios y productos manufacturados.


El peso se mantendrá fuerte en 2010. El dólar continuará debilitándose a nivel mundial, debido a los desajustes de la economía norteamericana. Además, el déficit fiscal en Colombia requerirá, como este año, de crédito externo para financiarlo. Ambos factores contribuirán a que el peso se mantenga fuerte, disminuyendo las perspectivas de aumentos en las exportaciones a Estados Unidos.


La recuperación del consumo interno será tenue en el mejor de los casos. La tendencia del empleo en Colombia es decreciente, y los pocos empleos que se están creando no son de calidad.


El bajo nivel de empleo va a afectar directamente el consumo de los hogares. Además, es probable que la tasa de desempleo continúe subiendo. Esto crea temores en los hogares respecto a la estabilidad del empleo, lo que los induce a recortar su gasto. Además, los ingresos del sector cafetero se han visto mermados por la baja cosecha. Esto afectará negativamente el consumo de los hogares cafeteros.


De otra parte, por el lado de la oferta habrá efectos negativos debido al fenómeno de El Niño. La sequía pronosticada para el primer semestre afectará la producción agrícola, y podrá producir restricciones al uso de energía, afectando no solo a la industria sino a gran parte del sector servicios. Aunque se espera que en el segundo semestre se regrese a la normalidad, el efecto para el año completo será desfavorable.


A todo lo anterior, hay que añadir la incertidumbre asociada con el proceso electoral. Por lo general, la actividad económica, en particular la inversión, se ve afectada durante los primeros semestres de años electorales.

El efecto en el 2010 puede ser aún más acentuado que en otros años, debido a la demora prevista en la definición de las reglas de juego para los comicios venideros.

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