sábado, 12 de diciembre de 2009

A ahorrar en serio

Editorial

El Nuevo Siglo, Bogotá

Diciembre 12 de 2009


El país tiene que afrontar desde ya que deberá someterse a racionamientos en los servicios de agua, luz eléctrica y gas, debido a los crecientes efectos del fenómeno climático del Niño. Esa es una realidad que no se puede ocultar y, por lo tanto, el plan de acción debe dirigirse a tratar por todos los medios que las restricciones sean las menores posibles. Los escenarios meteorológicos indican que el intenso verano podría extenderse hasta abril, cuando se espera que la primera temporada de lluvias entre con alguna fuerza. En ese orden de ideas es claro que si bien el nivel de los embalses, base de todo el sistema de generación hidroeléctrica, aún se mantiene por encima del 65 por ciento, en promedio, las altas temperaturas que se han registrado en este diciembre bien podrían llevar a que ese porcentaje baje rápidamente, sobre todo en algunas zonas del país que han soportado una canícula más drástica.


La advertencia hecha ayer por la Viceministra de Agua, en torno de que ya existe racionamiento de agua potable en más de cincuenta municipios y que estos cortes en el servicio podrían extenderse a más poblaciones en los próximos días, se constituye en un campanazo de alerta sobre la gravedad de la situación a que está expuesto el país en los meses venideros. La preocupación es mayor porque semanas atrás voceros gubernamentales daban por descartada la posibilidad de esta clase de cortes y apenas si aceptaban un riesgo menor a finales de febrero o marzo, esto si la sequía llegaba a sus máximos y la combinación entre la capacidad de generación de la cadena hidroeléctrica y las termoeléctricas alcanzaban su tope.


El que ya estemos hablando de medio centenar de municipios sufriendo racionamientos e incluso una capital departamental como lo es Cúcuta, evidencia que día a día el panorama se complica y es necesario asumir una estrategia de choque para promover, e incluso obligar, el consumo racional de agua, luz y gas. De lo contrario, a mediados de enero habría que declarar las mismas emergencias que se han activado ya en varios países latinoamericanos en donde los niveles de la sequía ya tienen a la mayoría de sus habitantes sometidos a fuertes restricciones en los servicios públicos.


Por ahora es obvio que las regiones que deben concentrar mayor atención son Cundinamarca, Magdalena, Bolívar, Cauca y los Santanderes, en donde los niveles de los principales ríos y los embalses presentan cuotas preocupantes de disminución progresiva.


Las campañas de concienciación ciudadana deben redoblarse, sobre todo en esta época de Navidad y Año Nuevo, cuando en medio de las celebraciones las personas tienden a ser más permisivas en materia de uso de los servicios públicos, por aquello de los alumbrados, las limpiezas generales y los eventos festivos.


Aunque parezca drástica, lo cierto es que la medida que estudia el Gobierno para implementar cobros más altos a los hogares que consuman agua por encima de los promedios establecidos, podría terminar siendo una alternativa viable, claro si no se presta a abusos contra la ciudadanía o riesgos sanitarios innecesarios. A la par, las empresas oficiales de nivel nacional, regional y local también deben aplicar planes de ahorro. Hoy se puede salir a muchas ciudades grandes e intermedias y ver cómo los edificios en donde funcionan entidades estatales dejan las luces encendidas toda la noche. Asimismo, las empresas de servicios públicos tienen que redoblar sus operaciones para evitar fugas, robos y desperdicios. Las industrias y el comercio también deben prepararse para afrontar el impacto que en la actividad económica puedan tener los racionamientos y ajustar sus procesos productivos a la coyuntura energética.
Por igual, tiene lógica la decisión de suspender por algunos días las ventas de energía a Ecuador, pues la prioridad debe ser asegurar el máximo de reservas posibles, sin entrar a pensar en impactos económicos o presupuestales por ingresos no recibidos. Con Venezuela se tomó la misma ruta semanas atrás y mientras el panorama climático no cambie, hay que mantener esa política.


No hay pues que subdimensionar la crisis. Habrá racionamientos de agua, luz eléctrica y gas. El país debe prepararse ya con planes a corto y mediano plazos. Las medidas de concienciación ciudadana deben combinarse con algunas coactivas para lograr un ahorro más efectivo. Es claro que no habrá un apagón como el de la década de los noventa, pero las consecuencias del Fenómeno del Niño no serán menores.

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