Editorial
El Espectador, Bogotá
Noviembre 30 de 2009
Como consecuencia de la actual crisis binacional, varios analistas han llamado la atención sobre el difícil momento por el que transita el gobierno de Hugo Chávez. Afirman que esta es la razón principal de su nueva arremetida contra Colombia. Resultados económicos poco alentadores, altas dosis de ineficacia en la gestión del Estado, desinversión y merma de la producción petrolera, una tremenda inseguridad ciudadana y cortes en el suministro de agua y luz son los principales factores que están reduciendo la popularidad del mandatario.
Sin lugar a dudas Hugo Chávez no se encuentra en su mejor momento. Lejos están los días que precedieron la reelección de 2006, en la que el mandatario triunfó con una amplia ventaja, de más de tres millones de votos. Desde hace poco más de un año los sondeos de opinión realizados por las principales encuestadoras de Venezuela coinciden en que la popularidad del presidente ha sufrido un importante retroceso, y ha alcanzado —por primera vez desde el inicio de su gobierno— cifras por debajo del 50%.
No por esto debe subestimarse la capacidad de recuperación del primer mandatario, en particular cuando los precios del petróleo comienzan a repuntar.
Chávez ha logrado capotear situaciones más adversas. Basta recordar cómo sobrellevó el golpe de Estado de abril de 2002 o el paro petrolero de 2002-2003, en el que la economía cayó 8,9% del PIB y las pérdidas en el sector petrolero fueron del orden del 3%, respectivamente. Asimismo, en un contexto nacional peligrosamente polarizado, Chávez logró contrarrestar la campaña oposicionista que pretendía revocar su mandato mediante el referendo de agosto de 2004, en el que el 59,06% de la población del vecino país —más de cinco millones y medio de personas— votaron a su favor.
A lo largo de los últimos 11 años Chávez ha demostrado ser flexible y estratégico, se ha readaptado a situaciones e incluso en algunas ocasiones ha retrocedido para luego avanzar con fórmulas distintas.
En la actualidad el primer mandatario cuenta con numerosas variables a su favor. Ha concentrado mayor poder a través de la realización de sendos cambios institucionales, ha creado y organizado un partido y ha promovido una nueva élite política y empresarial dispuesta a sostenerlo. Cuenta además con el apoyo incondicional de un número importante de venezolanos, que no están dispuestos a perder lo que han logrado en materia de inclusión.
Con todo y los retrocesos en su popularidad, Hugo Chávez sigue siendo la figura dominante en el panorama político Venezolano. Su liderazgo no cuenta con ningún contrapeso real. La oposición venezolana no consigue promover una figura alternativa que capitalice los errores del presidente y encabece el cambio en el poder. En plena campaña electoral para las elecciones parlamentarias del próximo año, fundamentales para él y su proyecto, Chávez y su equipo se preparan para arrasar en las urnas.
Se equivocan entonces quienes se apresuran a vaticinar el fin de la era Chávez. Si nada extraordinario ocurre, habrá chavismo por mucho tiempo. El reto diplomático para Colombia es enorme. El gobierno del incómodo vecino puede tardar más tiempo que el del propio Uribe. En consecuencia no está de más pensar en un futuro con Chávez y no, como pretenden algunos, en un escenario pos-Chávez. A pesar de no ser muy buenas nuevas, Gobierno y sector privado deben hacerse a la idea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario