jueves, 17 de diciembre de 2009

Propuestas audaces a la juventud

José Manuel Restrepo A.

El Nuevo Siglo, Bogotá

Diciembre 17 de 2009


Con este título anunciaban los medios de comunicación recientemente las propuestas que los precandidatos presidenciales proponían para la juventud. Semejante título anticipaba ideas novedosas que cualquiera estaría gustoso en leerlas y deleitarse con ellas. Incluso invité a un grupo de jóvenes a que las pudiésemos discutir en profundidad para sacarles mayor provecho a las mismas y aun pulirlas.
Hecha la lectura fue muy poco lo que pudimos hacer. De hecho algunos de los jóvenes presentes me expresaban su profunda frustración por la imagen que de ellos tienen los políticos aspirantes a la Presidencia de la República. A excepción de dos propuestas, que hablaban de cambios importantes en materia de educación incluyendo calidad y cobertura, el resto concentraban sus propuestas en el consumo de droga o alcohol y la educación sexual.


Con mucha frecuencia tendemos a subvalorar a los jóvenes pensando que sus únicas preocupaciones en la vida son la sexualidad, las drogas y el alcohol, descuidando realidades tan importantes como su esperado y futuro papel en la reconstrucción de un país sumido en corrupción, desempleo estructural, violencia e inequidad. Sorprende negativamente, por ejemplo, que la mayoría de los candidatos digan muy poco sobre la forma como responderán a las demandas de empleo productivo y autoempleo en el país. Hubiese sido quizá más atractivo ver propuestas de programas para fomentar el emprendimiento entre los jóvenes y por lo menos anticipar un país más competitivo hacia adelante.


Sorprende también que se diga muy poco sobre el rol que habrá de jugar la juventud, y la forma como la estamos preparando, para enfrentar el pos-conflicto, para entender el rol que habrán de jugar las organizaciones sociales, el Estado, las instituciones y los particulares en una nueva sociedad colombiana más tolerante, integrada e incluyente.


La conclusión que uno saca es que finalmente las candidaturas prefieren temas aparentemente atractivos para supuestamente capturar el voto juvenil, pero que finalmente pueden ser hasta insultantes de cara a las reales necesidades de esa juventud en la Colombia del futuro, y a su propia inteligencia.
Nadie niega que el uso responsable de la sexualidad, o el abuso de las drogas y el alcohol sean temas a considerar, pero de allí a pretender que ellas sean “las audaces” propuestas de los precandidatos, habla mal de los esfuerzos intelectuales de las campañas políticas presidenciales.


De postre


A propósito de nuestro Premio Nobel de la Paz, no dejan de ser importantes las lecciones que nos dio en el discurso de su premio. La expresión según la cual la paz a veces necesita de la guerra que incluso es moralmente justificable, aunque parezca de Pacho Maturana, es una buena lección para todos quienes en Colombia pretenden llegar a acuerdos con el terrorismo por la vía negociada sin haber recorrido el necesario camino militar de doblegar a dichos grupos al margen de la ley. Puede que Obama no merezca el Nobel, pero dejó una buena lección al mundo entero en su discurso.

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