José Obdulio Gaviria
El Tiempo, Bogotá
Diciembre 2 de 2009
¿Por qué la palabra quintacolumnista ascendió rápidamente desde la efímera expresión de una metáfora, hasta su majestuosa entronización como sintagma en el diccionario oficial?
El idioma necesitaba un vocablo específico (distinto a traidores) para referirse a un grupo organizado que, en confrontaciones bélicas, actúa clandestinamente en favor del enemigo. En declaración radial (1936), el general Mola anunció que cuatro columnas a su mando rodearían a Madrid, mientras una quinta columna -la de los militantes franquistas clandestinos dentro de la capital- trabajaría a su favor. Vía tropo, es decir, empleando las palabras en sentido distinto del que les corresponde, alguien, no sabemos quién, unió las dos palabras usadas por Mola y creó el sintagma quintacolumnistas, para definir al sector interno que en una confrontación bélica mantiene lealtades con el atacante externo, por motivos religiosos, ideológicos, étnicos, etcétera.
Colombia es generosa con quienes, arrepentidos, abandonaron el terrorismo. Nuestros programas de desmovilización son ejemplo para el mundo. Los desmovilizados que actúan lealmente progresan y triunfan: son prósperos empresarios, acatados académicos, funcionarios públicos, congresistas, directores de onegés..., hasta candidatos presidenciales. Todo el mundo respeta su libertad como actores del proceso democrático.
Ejemplo representativo, hoy, son los presos de las Farc, asociados en Manos por la Paz, desmovilizados dentro de las propias cárceles, que predican que el tiempo de las Farc terminó, que su derrota es absoluta y que es tarea humanitaria coadyuvar a su desmantelamiento.
El director de la Corporación Nuevo Arco Iris en su libro Mis años de guerra (pág. 20) dijo: "La traición es una negación infame de nuestro pasado. No quería esa cruz para mi vida. Había ido a la guerrilla (Eln) por unas creencias y me devolvía con ellas".
¿A cuáles creencias se refiere? Dice que se metió a terrorista (pág. 23), porque dizque en Colombia matan a la izquierda, tratan con rudeza infinita a la oposición y la dirigencia del país es implacable... El hombre hizo y deshizo en su condición de jefe de la banda Eln (pág. 212); empacó dólares del secuestro en canecas; inspeccionó 'trabajos' de voladura de oleoductos; participó en la muerte de dirigentes democráticos, con los que han sido siempre, ellos sí, infinitamente rudos e implacables. Colombia le perdonó sus andanzas, pero él cree que le quedamos debiendo.
¿"Rudeza con la oposición"? ¿Quiere recibir más adulación y más venias (hasta de embajadores norteamericanos y del ex Fiscal General) para sus manifiestos políticos disfrazados de textos académicos, según certera definición de Alfredo Rangel? ¿Dirigencia implacable? Hay que ver su sevicia contra personas decentes, por el solo hecho de ser dirigencia: el ministro Zuluaga, Luis Alfredo Ramos, Mario Uribe y Adriana Gutiérrez, sus víctimas, a quienes les hizo la vida un infierno, alegando tener testimonios contra ellos de sus amigos de hoy, 'Ernesto Báez' y Murillo Bejarano ('don Berna'). Báez es su fuente recurrente de 'verdad' y a Murillo lo adula como 'verdadero artífice' de la evidente disminución de la delincuencia en Medellín. El director de Arco Iris acomoda sus posiciones al gusto: inicialmente quiso demostrar que fue un error desmovilizar a las Auc con la oferta de tratamiento generoso -aunque no tanto como el que él recibió-. Luego se fue al otro extremo y piensa que el Gobierno cometió un crimen por haber extraditado a los 'paras' reincidentes.
Recurrentemente, los quintacolumnistas hacen labor de zapa: desmoralizar, convencernos de que la Seguridad Democrática 'está haciendo agua' y que no queda más remedio que regresar al Caguán; desacreditar a los Farc-arrepentidos o a los indígenas que se les rebelan y apoyan al Gobierno. Y, también, al revés, elogian por todos los medios la excelente 'reingeniería' que les está haciendo 'Cano' a las Farc. ¡Ah! Y sus informes reciben, de inmediato, amplia cobertura y elogios de Chávez.
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