Salud Hernández-Mora
El Tiempo, Bogotá
Enero 3 de 2009
Nada que hacer. Mientras Rodríguez Zapatero gobierne España, lo siento por los inmigrantes colombianos y por los cuarenta millones de españoles. La Madre Patria seguirá en la olla más profunda, a la cola de Europa, a la par tan solo de Grecia y Letonia, con los niveles de desempleo más altos jamás conocidos -por encima de los cuatro millones- y sin solución a corto y medio plazo. Es difícil encontrar un Presidente tan inepto, tan acomplejado, tan resentido. Y, lo que es peor, tenerlo de timonel de los destinos colectivos en el peor momento. Pero los pueblos merecen su suerte.
Tiene gracia que en Colombia lo crean un prócer, todo un visionario, un líder de los progresistas. ¿Y qué ha hecho para merecer tal admiración? El matrimonio gay, proponer el aborto a los 16 años sin el consentimiento paterno y, supongo, tener en su gabinete mentes privilegiadas que afirman que "el PIB es claramente masculino", en esa obsesión zapateril por la igualdad de género; popularizar, dentro de la misma tendencia, la expresión "miembros y miembras"; el proclamar a los cuatro vientos que está científicamente demostrado que "un feto es un ser vivo pero no un ser humano", esto es, una cachama; predicar que se avecina un "acontecimiento planetario" porque coincidirán en el primer semestre de este año que comienza los liderazgos de Obama y Zapatero, sin ruborizarse lo más mínimo; y un sinfín de pendejadas semejantes. De verdad que si uno pasa unos días en España, como yo estoy haciendo, y tiene la desgracia de escuchar al gobierno, empieza el nuevo año en depresión extrema.
España se hunde sin remedio en las profundidades del pesimismo. Dice una encuesta oficial, del CIS, que es el equivalente al Dane nuestro, que el 78 por ciento de los españoles piensa que el 2010 será igual o peor que el ejercicio pasado. Y eso teniendo en cuenta que el número de desempleados ya supera la terrible cifra de cuatro millones, el hecho de que han desaparecido 123.000 pequeñas y medianas empresas, que el Estado se gasta ¡el 75 por ciento más de lo que ingresa!, y que el encefalograma plano del sonriente Zapatero propone soluciones irrisorias que, según él solito, auguran una recuperación en la que ningún organismo internacional ni público ni privado cree.
Preside un licenciado en Derecho que jamás se ganó un salario fuera de su partido porque nadie de la empresa privada le habría dado un puesto, unos ministros tan grises como él mismo. No soporta que nadie le haga sombra por miedo a que se le note su falta de conocimientos, piensa que sabe de todo cuando incluso sus más fervorosos adeptos admiten su inconsistencia casi enfermiza. Y desde este mes que apenas comienza, el inestimable Zapatero presidirá la Unión Europea. Pero no se crean que logró engañar a los europeos como lo hizo con los españoles. Cuando lean que es anfitrión de tal o cual evento, sepan siempre que la presidencia es rotativa y que le toca a cada país cada tanto. Y que en Europa España es considerada un fracaso, un desastre, un fraude. Que Zapatero para sus iguales es lo que dijo en una ocasión en privado Sarkozy, ese otro político que creímos inteligente antes de que hiciese el ridículo con Carla Bruni en las ardientes arenas de las ruinas egipcias: "Quizá no es un hombre inteligente". Pero alabó el que ganara en las urnas.
Porque eso tiene la política. Encumbra a los profesionales que nunca lograrían destacar en el mundo de la empresa privada.
La crisis que asuela al mundo desde el 2008 demostró en Europa precisamente eso, que no elegimos bien a nuestros dirigentes. A cualquier desocupado lo elevamos a la condición de jefe supremo de nuestros destinos. Y así nos va. Y así es normal que haya quienes piensen que Uribe es un genio. Si lo comparo con Zapatero, con Berlusconi o con Brown, a mí también me lo parece.
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