jueves, 21 de enero de 2010

Entre Chile y Venezuela

Ernesto Yamhure

El Espectador, Bogotá

Enero 21 de 2010

Es increíble que en el subcontinente suramericano, con poco menos de 18 millones de kilómetros cuadrados repartidos en una docena de países, se presenten contrastes políticos tan dramáticos como los que hemos visto esta semana.

Por un lado, registramos la asombrosa muestra de madurez democrática chilena cuando, luego de un debate electoral agitado, la izquierda gobernante reconoció con generosidad y respeto el triunfo de Sebastián Piñera, quien en el tercer intento logró una victoria que muchos creían imposible por cuenta de su fortuna, que de alguna manera lo hace ver como el Silvio Berlusconi de la región. No siempre los millonarios logran ganarse el favor de los electores. Muestra de ello son los reiterados fracasos que ha experimentado el empresario del banano ecuatoriano Álvaro Noboa, quien ha presentado fallidamente su nombre en las últimas cuatro elecciones presidenciales de su país.

El sueño de Piñera comenzó en 1993, cuando compitió como candidato independiente contra Eduardo Frei —a quien derrotó el domingo pasado—. Aquella vez recibió el reducido respaldo del 6,18% de los electores. A pesar de la aplastante derrota, el político de la derecha chilena continuó cultivando su aspiración, que volvió a hacer pública en las presidenciales de 2006, cuando pasó a una segunda vuelta con Michelle Bachelete, quien le ganó por un margen de siete puntos porcentuales.

Algunos emitieron el certificado de defunción de Piñera. Decían que su carrera política había llegado al máximo y que sería imposible que algún día lograra la Presidencia. La derecha pasaba por un momento difícil, pues el otro gran exponente de las ideas conservadoras chilenas, Joaquín Lavín, comenzaba a desdibujarse del panorama electoral.

Hubo algunos que pronosticaron “larga vida” al régimen de la concertación de izquierda que ha gobernado a Chile desde la caída de la dictadura en marzo de 1990.

Piñera logró la victoria con un discurso moderado, en el que primó el respeto por los gobiernos de los últimos 20 años y en el que, sobre todo, se pretendió mostrar las diferencias sin llegar al extremo de polarizar o dividir perpetuamente a la sociedad. En su discurso del pasado domingo, sus primeras palabras fueron de exaltación a la labor de la izquierda y de respeto a quienes votaron por el candidato perdedor.

Enunciábamos arriba el fuerte contraste. Mientras Piñera y Eduardo Frei unidos enviaban un mensaje de concordia pasada la confrontación democrática, el gobernante de Venezuela despachaba su ira contra la oposición de su país al compararla con un “tarrito de pupú”.

Y ese es de los calificativos más mansos que utiliza Chávez para referirse a quienes no lo acompañan en su descabellado proyecto comunista. Desde que asumió el poder, sus áulicos se dedicaron a acuñar el término de “escuálidos” para referirse a los ciudadanos que se oponen a su dictadura.

Paradójicamente, en Colombia los insultos no emanan del Gobierno, sino de los cuarteles de la oposición. Cada vez es mayor el calibre de los insultos de los enemigos de la Seguridad Democrática que “cogieron confianza” y sin ponerse colorados hacen señalamientos que violan sobradamente el Código Penal.

Sin ponerse colorados, han dicho que acá hay una dictadura. Han acusado al Gobierno de ser el autor intelectual, cuando no material, de un sinnúmero de crímenes, muchos de ellos atroces. No hay semana que al Presidente no le digan mafioso, paramilitar, asesino, dictador o bandido. Y no me estoy refiriendo a las publicaciones que aparecen en la página de las Farc, Anncol, sino a las calificaciones lanzadas por quienes viven en la legalidad.

Muy respetuosamente, me permito recomendar que durante la contienda presidencial que se avecina y en la que muy seguramente podrá participar Álvaro Uribe, sería bueno que todos, uribistas y no uribistas, tengamos a Chile y no a Venezuela como punto de referencia.

1 comentario:

Humberto Carvajal dijo...

Ernesto:Muy certeros y juiciosos sus comentarios.Chile ejemplo de madurez, cultura y respeto.Allí el presidente vive en su casa y viaja en vuelos comerciales.Sólo para nombrar 2 casos.La oposición es respetuosa del mandatario de turno y lo dejan gobernar.Su invitación es ley, deberemos continuar con la Segurida Democrática de nuestro Presidente Uribe. Vamos a atajar el comunismo del SXXI que Chávez, Piedad, Samper, y todos estos conocidos apátridas nos quieren imponer.No olvidemos que un simple cabo Hitler, y su áulico Mussolini destrozaron al mundo, acá Chavez,y sus serviles Correa, Krischner,Evo, Ortega..etc, también bajo el titiritero Lula no se saldrán con la suya.Enhorabuena Chile, Colombia, Perú y muchos países los derrotaremos.