viernes, 19 de febrero de 2010

El problema iraní

Lionel Moreno Guerrero

El Nuevo Siglo, Bogotá

Febrero 19 de 2010


SIN salir de una crisis, otra aparece. Los Estados Unidos están dando los pasos para entregar el control de Irak a sus ciudadanos y planean, con sus aliados de la OTAN, hacer lo mismo en Afganistán, pero ya los avances iraníes en la fabricación de armas nucleares amenazan desencadenar un conflicto con mayores consecuencias para la paz mundial.


Desde 2003 cuando Alemania, Francia y Gran Bretaña empezaron a tratar que Irán cumpliera con las normas internacionales sobre diseminación nuclear, este país ha utilizado, exitosamente, tácticas dilatorias, hasta que hoy está a un paso de fabricar armas atómicas. Las consecuencias de un Irán nuclear son gravísimas. El peligro para la estabilidad regional que representa un Estado persa, con un régimen shiita teocrático y fanático, tratando de imponer un sistema islámico de gobierno en un área árabe, mayormente sunita, conduciría inmediatamente a una carrera armamentista nuclear en el vecindario. Más grave, tal vez, la amenaza para Israel, al que ha amenazado de destrucción. Israel ya posee armas atómicas y considera que un vecino musulmán que disponga de ellas amenazaría su misma existencia y es intolerable. Recordemos que en 1981 Israel bombardeo las instalaciones nucleares de Saddam Juseín en Irak y en 2007 las de Siria, (lo que muchos ni siquiera notaron). Más aún, el primer ministro israelí ha indicado que su país tendría que tomar medidas en caso de que las sanciones que se impusieran a Irán no lo disuadieran de su programa nuclear. En 2007 Francia dijo que había que prepararse para la guerra contra Irán y Estados Unidos acaba de manifestar que esta sigue siendo una opción. El mundo se encuentra hoy en una coyuntura semejante a la de 2003 cuando Occidente exigía a Juseín permitir el acceso de sus plantas a la Agencia Atómica Internacional, y Juseín entretenía y amenazaba con la “madre de todas las guerras”, en otras palabras, el peligro de una Tercera Guerra del Golfo es real.


En las Naciones Unidas no ha habido acuerdo sobre sanciones efectivas a Irán. Rusia dice estar de acuerdo pero sin mucha convicción. China pide más diplomacia, pensando, seguramente, en que Irán es su principal proveedor de petróleo. Y mientras tanto el tiempo corre e Irán acaba de abrir una nueva planta de enriquecimiento de uranio. ¿Bombardeará Israel las instalaciones nucleares iraníes, con la aprobación de los Estados Unidos y Europa? No es a descartar. Las consecuencias para la economía mundial podrían ser graves. Irán trataría de cerrar el estrecho de Ormuz por donde pasa un alto porcentaje del petróleo del Golfo hacia Europa y China, lo que, al menos por unas semanas, elevaría el precio del crudo a más de cien dólares el barril y las bolsas de valores se vendrían abajo. Habría el peligro de un ataque con cohetes contra Israel, con la correspondiente retaliación y posiblemente el apoyo aéreo estadounidense. Apenas saliendo de la crisis financiera, esta no es una perspectiva halagüeña.

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