Eduardo Mackenzie
Blog Debate Nacional, París
Febrero 5 de 2010
La falsa delegación parlamentaria española que estuvo en Bogotá, Cali y Medellín en estos días salió furiosa de su patético viaje. Las frases incendiarias lanzadas por los viajeros de Izquierda Unida el 3 de febrero pasado, al final de su “misión calibradora de derechos humanos”, muestran que no todo les salió como querían. A falta de funcionarios de alto rango, tuvieron que consolarse con un encuentro con el embajador de su propio país. Ellos aspiraban a ir al Palacio de Nariño a recitar sus monsergas e insultos habituales contra el presidente Álvaro Uribe pero éste no los recibió: mal podía él perder su tiempo ante esperpentos de esa clase.
Como en España no toman en serio a Izquierda Unida, gran defensora de tiranos como Fidel Castro, Hugo Chávez y Evo Morales, sus jefes inventan viajes para que la prensa extranjera dé algo de eco a sus amalgamas y amenazas. Esos viajes de turismo revolucionario devienen así, al final, en tristes mascaradas.
IU es una formación política marginal, heredera del Partido Comunista de España (PCE). Ella representa una ideología criminal con un pasado atroz: la mayor empresa de destrucción de los derechos humanos que la civilización haya tenido que soportar en toda su historia. Aún así, el neo comunismo tiene el cinismo de querer erigirse en perito en derechos humanos. Pero con tales antecedentes nadie les cree. Cuando se hace parte de una corriente que preconiza la violencia como una necesidad política, cuando ese sistema llevó a la muerte a más de 120 millones de personas en el mundo no se tiene la autoridad moral para vestir los hábitos de un juez de nada.
Los políticos de IU fueron a Colombia a hacer lo único que saben hacer: poner barreras entre los pueblos. Aterrizaron en Bogotá para lanzar mentiras enormes que perturben la aprobación del tratado de libre comercio entre Colombia y la Unión Europea. Para tratar de ponerle zancadillas a “los mecanismos de cooperación establecidos entre España y Colombia”, como reveló un tal Francesc Canet. Fueron a azuzar a los senadores norteamericanos que quieren abolir el Plan Colombia.
Esa visita, sin embargo, pudo haber tenido otros objetivos. ¿Qué relación hay entre ese curioso periplo y el reciente anuncio de que las Farc tratan de montar un acto propagandístico en Europa? ¿La misión de IU, o uno de sus miembros, aprovechó esos días para hacer empalmes disimulados con el movimiento terrorista y ese montaje en España, donde los pretendidos delegados no tendrían que hacerle frente a la muralla del idioma?
Las declaraciones que lanzó la misión hacen pensar en eso. Son la copia exacta de las exigencias de las Farc: que el gobierno debe reconocer que hay “un conflicto social, político y armado interno", que "provoca una vulneración sistemática de los derechos humanos por parte de todos los agentes armados", que Colombia debe capitular ante la guerrilla, es decir pactar una “salida negociada al conflicto”; que en Colombia "no se respeta la independencia del poder judicial", etc.
Una manera de respaldar las atrocidades que cometen las Farc es ocultarlas trasladando la culpa a “las partes en conflicto”. Es utilizar el eufemismo del “conflicto social, político y armado interno". Eso es lo que la misión de IU hizo. El documento que entregaron dice, por ejemplo, que “las mujeres y los niños son utilizados por las partes en conflicto”. No dijo que las Farc hacen eso sino que lo hacen “las partes en conflicto”. Todo el mundo sabe que no es el Estado colombiano quien secuestra y recluta niños para llevarlos a las emboscadas. Eso lo hacen, exclusivamente, las Farc y el Eln, quienes los explotan, además, para plantar minas antipersonales, hacer labores de inteligencia y servir de esclavos de los jefes terroristas. Las fuerzas militares, por el contrario, rescatan a los niños combatientes y los entregan a los programas de rehabilitación.
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