viernes, 5 de febrero de 2010

Glosa a una "chiva"

Editorial

Vanguardia Liberal, Bucaramanga

Febrero 5 de 2010

Para nadie es ya un misterio el sentido del proyecto de fallo que redactó y radicó en la Corte Constitucional el magistrado ponente, Humberto Sierra Porto, sobre la norma que permite que se convoque a un referendo para que la ciudadanía se pronuncie sobre la posibilidad de que el presidente Uribe Vélez sea nuevamente candidato presidencial. ¿Acaso dicho documento es público por su propia naturaleza? No, es reservado a los otros magistrados para que ellos, sosegadamente, estudien su texto y según su leal saber y entender, en sesión de la Sala Plena de la Corte Constitucional, se pronuncien a favor o en contra.

¿Por qué se divulgó por los más diversos medios de comunicación la noticia de la orientación de tal proyecto de decisión judicial? Porque el documento se filtró a periodistas y se convirtió en la “chiva” de los últimos tiempos. A estas alturas son pocos los colombianos que no se han pronunciado en privado o públicamente sobre dicha ponencia de sentencia.

Hasta allí el asunto señala que periodistas audaces lograron conocer el documento antes de ser debatido en Sala. Pero el universo del hecho tiene mucho más amplio espectro que el ser una noticia de prensa.

El debate ya no solo es en torno a la juridicidad o no del proyecto de fallo, sino que se amplía a si la independencia y tranquilidad que debe tener la Justicia puede convivir con la presión que genera el hecho de que se haya conocido públicamente, antes de tiempo, el sentido de una ponencia de fallo y si ello va o no a generar presiones sobre los magistrados, quienes, por diversos medios, tratarán de ser influidos sobre la orientación que debe tener su decisión. Y ello, lógicamente, riñe con la labor del Juez.

El proferir un fallo judicial es una actividad intelectual que exige sosiego, aislamiento, meditación, estudio y un proceso mental donde el Juez corrobora raciocinios, inducciones y deducciones frente a sus conocimientos jurídicos y analiza los medios de prueba recaudados, sin que nadie incida en su decisión.

Y en este crucial caso ello puede no darse. Así cada uno de los magistrados de la Corte Constitucional intente aislarse para decidir consciente y jurídicamente, ello será un imposible ya que la noticia ha enfrentado a la Corporación con el deseo de la opinión de que haya fallo ya.

Lo anterior quiere decir que los hechos precipitarán a la Corte Constitucional a decidir en el menor tiempo posible, impidiendo que el proceso volitivo de cada uno de sus integrantes madure en el grado que fuere de desear y eso no es sano.

Se obtuvo una resonante “chiva” pero se puso contra la pared a la Justicia, se le recortó su independencia y el tranquilo ambiente que debe rodear a una sentencia.

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