General Néstor Ramírez Mejía
El Tiempo, Bogotá
Febrer0 2 de 2010
Está a punto de producirse el fallo de la Corte Constitucional sobre el referendo reeleccionista. Nueve colombianos pueden negarles o no el derecho legítimo a varios millones de compatriotas de proponer a Álvaro Uribe como candidato a la presidencia para el periodo 2010-2014. Cualquiera que sea el fallo, este será político.
De ser desfavorable, tendrá el respaldo de un número significativo de electores que consideran un tercer periodo como "lesivo para la democracia". De ser aprobado, será un alivio para al menos cinco millones de colombianos que creen que la democracia no está en peligro por la reelección de Álvaro Uribe. Estos últimos saben que no sólo la democracia sino la existencia misma del Estado se encuentran en peligro, en manos de agresores externos, en combinación con agentes internos como gobierno paralelo de los primeros. La Corte Constitucional, en su sabiduría, tendrá el mayor reto de su historia reciente: el futuro inmediato de Colombia.
Von Clausewitz, en su libro De la guerra, plantea que toda ofensiva tiende a debilitarse gradualmente hasta un "punto culminante". De no lograrse antes el objetivo buscado, puede sobrevenir la derrota. Colombia tiene hoy la enorme posibilidad de lograr el objetivo decisivo antes del funesto punto culminante. Sin embargo, la sombra amenazante siempre estará presente mientras no se someta a la impotencia al enemigo armado ilegal.
Este punto del teórico alemán puede darse por falta de recursos para el sostenimiento de la Seguridad Democrática, debilitamiento de la fuerza pública, falta de voluntad política, buscar negociación con los irregulares sin haber quebrado su voluntad de lucha, desprestigio institucional, presiones internacionales e internas, desconocimiento de la vigencia de una guerra "político-jurídica" y coyunturas claves, como la que se está definiendo. Si se debilitase la estrategia de la Seguridad Democrática, se regresaría a la década de los años 90, pero en medio de factores externos mucho más desfavorables.
Los candidatos actuales, que podrían continuar la obra del presidente Uribe, pretenderán llegar hasta el final, quizá sin alcanzar los votos necesarios para una segunda vuelta. Esa es la principal debilidad política de quienes están interesados en continuar la estrategia de Uribe. En ese delicado panorama, no podremos aducir hacia el futuro desconocimiento sobre lo crudo de las consecuencias de la superación del punto culminante, sin olvidar un impacto tan vigente como la actual crisis económica mundial. O sea, el punto culminante traspasado nos deja de frente con la hecatombe.
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