miércoles, 17 de febrero de 2010

Santa alianza

José Obdulio Gaviria

El Tiempo, Bogota

Febrero 17 de 2010

Remedio para el desvelo es la paciencia; pero algunos lo calman con lecturas, radio o televisión. En la madrugada del sábado combiné esas formas de lucha: con paciencia oí radio y releí apartes del libro de Patricia Enciso sobre Joseph Ximénez, nacido malevo en Málaga (España) y quemado vivo en Cartagena por la Inquisición (1688) -pero en olor de santidad-. Suelo releer ese texto y un cuento estremecedor de Borges, 'Los teólogos', como vacuna infalible contra el fundamentalismo sectario. Borges, por ejemplo, trae esta hipótesis concluyente: el inquisidor que quema y el criminal quemado, el ortodoxo y el hereje, el aborrecedor y el aborrecido, el acusador y la víctima, forman una sola persona. Certero 'recorderis' de la fatuidad de casi todos los conflictos.

La radio desvelada trajo 'Colombia universal-reportajes', programa dirigido por Herbin Hoyos. Cuatro horas hablaron sobre el Caguanazo. Los alcaldes de la zona recordaron el sufrimiento que infligieron a sus comunidades los matones del terrorismo y la pusilanimidad gubernamental. Qué conmemoración dolorosa y qué sentimiento de furia e indignación el que transmitieron.

Y hablando de Andrés I -nuestro Felipe IV-, ¿cuándo tomará conciencia del daño que hizo a Colombia? Oírlo pontificar, agredir y mentir es cosa que detestan los colombianos. Bien ganado tiene su puntaje como la figura más odiada de la Nación después de las Farc y las disueltas Auc. Ahora, si él quiere seguir interviniendo en el debate público, que por lo menos pula el idioma; que no repita más esa muletilla "Yo me recuerdo". Yo es pronombre y Me también. Cualquier estudiante sabe que, por su etimología, la palabra pronombre significa "en vez del nombre", que es palabra sustitutiva del sintagma nominal. Es como si dijera "Me me recuerdo".

Pero lo más grave de Andrés es su reiterada alianza para el cambio con la banda terrorista Farc. La semana pasada, siguiendo el mismo guión, la banda y el ex se la montaron, con furia, a este pobre columnista. ¡Qué no dijeron! Desde muy joven practico las enseñanzas de los estoicos, la ataraxia, comportamiento que permite alejar las pasiones para mantener la tranquilidad de ánimo o imperturbabilidad del espíritu. Pero muchos amigos, que me quieren bien, no están tranquilos. Aseguran, con aprehensión, que de las palabras a los hechos, cuando hay banda terrorista de por medio, la distancia es ninguna. Yo dejo esa evaluación en manos de las autoridades.

Pero citemos el rebuzne de las Farc. Titulan el artículo: 'Top cinco villanos de Colombia'. Me asignan honroso segundo lugar (después de Uribe), intentando disminuir a Santos, que los puso en jaque; dicen que poso de seudointelectual (el que posa, digo yo, es necesariamente seudo), soy el rasputin (sic), mano negra que desde la sombra diseña las maniobras, estrategias políticas, propaganda uribista y campañas de desinformación que tienen a la godorria (sic) y la caverna colombiana sumida en un estado de estupidez y negación de la realidad... Alaban las conceptuosas afirmaciones que esputó Alfredo Molano (presumen que contra mí): "... Hoy a esas fuerzas negras se les llama eminencias grises y andan tirando línea en cocteles, en oficinas de redacción, clubes y toda reunión donde se topan los poderosos. Escriben editoriales, soplan columnas, titulan primeras páginas, andan de corrillo en corrillo cuidando la doctrina oficial. Son especie de cancerberos editoriales y con eso se llenan los bolsillos. No son eminencias, pero son hábiles, astutos, carecen de principios y van al grano...". Este criminal (yo), dicen las Farc, es en últimas el que escribe o da la aprobación final a "todo cuanto Uribe expresa públicamente a través de los medios". ¡Están juzgando por su condición! A ellos les escriben todo desde ciertos blogs. Les hacen la tarea.

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