viernes, 6 de marzo de 2009

Clima para el desarrollo

Carlos H. Fonseca Zárate

El Colombiano, Medellín

Marzo 5 de 2009 

 La Asamblea del BID se reunirá próximamente en Medellín. Uno de los temas obligados será el de las expectativas de desarrollo de América Latina y el Caribe frente a la recesión económica y financiera global actual.

El Banco Mundial presentó recientemente el documento "Desarrollo con menos carbono: respuestas latinoamericanas al desafío del cambio climático", que recuerda las consecuencias sociales y económicas del recalentamiento global para nuestro subcontinente.

Es urgente insistir en la asamblea en el tema de la relación entre el clima y el desarrollo, porque América Latina y el Caribe ya están padeciendo el problema y pueden aportar a las soluciones; así lo atestiguan la retracción de glaciares de los Andes, la pérdida de los corales (que explican el 65% de la diversidad pesquera), el daño de los pantanos de las zonas costeras del golfo de México, con disminución de lluvias de hasta el 40%, -que representan un gran riesgo de pérdida productiva, porque el 45% de la producción de camarón de México, el 90% de las ostras y alrededor del 40% de la pesca comercial se originan allí-. Los desastres naturales y las tormentas tropicales han aumentado a un promedio de una vez cada tres años cuando en la década pasada eran de una vez cada cuatro años. El impacto promedio en los países centroamericanos y del Caribe afectados sería una reducción del 2% del PIB per cápita en cada década.

La más afectada será la agricultura. "La productividad agrícola puede sufrir una precipitosa caída en muchas regiones" de América Latina y el Caribe según el Banco Mundial. Modelos de simulación indican que un aumento de 1,79 grados con relación a 1900, resulta en una pérdida de aproximadamente el 1% del PIB anual, lo que equivale a un impacto único de alrededor de 18,2 del PIB (a valores actuales con tasa de descuento de 5,5%). Los cambios de patrones de lluvias, con algunas zonas con más lluvias como el sur de Brasil, Paraguay, Uruguay, nordeste de Argentina y noreste de Perú, y otras con menos lluvias como el sur de Chile, suroeste de Argentina y el sur del Perú, afectarán fuertemente la agricultura, como es fácil constatar en los resultados de la agricultura colombiana el año pasado y este comienzo de año. Existen muchas más cifras y estimativos del daño que ocasiona el recalentamiento climático para América Latina y el Caribe, el subcontinente con la mayor desigualdad social en el mundo; los pobres serán los que sufren más el recalentamiento climático.

Se requiere insistir urgentemente en una respuesta global y concertada, que sea efectiva, eficiente y equitativa. El presidente Obama invitó a los Estados Unidos, el mayor responsable, a "recoger el fantasma del calentamiento planetario" y a usar sabiamente el agua, el viento, el sol y la tierra de manera sostenible". Debemos insistir en bloque el cumplimiento de esa promesa esperanzadora, con hechos concretos: En los casos de la industria, la agricultura, la silvicultura y la energía, casi un 70% del potencial global de reducción de emisiones involucra oportunidades en nuestros países. América Latina y el Caribe representan el 8,5% de la población y el PIB mundiales y el 12% de las emisiones, con emisiones per cápita mayores que China e India aunque estas últimas crecen rápidamente. Es la oportunidad de concertar una parte de la disminución del cambio climático con nuestros países como un acto de justicia histórica, de liderazgo visionario hacia un modelo de desarrollo diferente y de estrategia eficaz de mutuo beneficio. 

*Gerente Parque Tecnológico de Antioquia

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