martes, 5 de mayo de 2009

Carta abierta a Rodrigo Rivera

Por Edmundo López Gómez

El Universal, Cartagena

Mayo 5 de 2009

Doctor Rivera:

Hizo muy bien usted en no firmar las capitulaciones exigidas por la Dirección Nacional Liberal para poderse inscribir como precandidato del liberalismo a la Presidencia de la República en las elecciones del 2010.

 

Considero que tanto su decisión de no renunciar a darle su apoyo a la reelección del presidente Uribe en caso de aprobarse el referendo, como su actitud de no admitir la exigencia de declararle la oposición al Gobierno para poder recibir el aval del Partido, corresponden a posturas de dignidad política ejemplares que copartidarios suyos debemos exaltar ante la opinión, al tiempo de considerar que es hora de convocar a un gran movimiento de protesta contra la Dirección Liberal que, lejos de mostrar éxitos de gestión, ha llevado a nuestro Partido a una deplorable postración política, como pudo verse en las últimas elecciones regionales cuando obtuvo un vergonzoso tercer lugar, después de haber sido el depositario de las mayorías nacionales.

 

Pero más allá de los fracasos electorales sufridos por nuestro Partido por cuenta de una política errática, la actitud asumida contra usted tiene connotaciones graves en cuanto el director del liberalismo decidió no tomar en cuenta opiniones ni sentimientos de la base liberal y de muchos de sus dirigentes que consideran que, en esta coyuntura y consultando los grandes intereses del país, se deben poner en marcha estrategias de consenso entre los partidos para apoyar políticas públicas que permitan hacerle frente a la crisis económica mundial que afectará a nuestro país inexorablemente, y no de sola confrontación, como la asumida por la oposición.

 

En tratándose de una consulta popular directa para escoger el candidato liberal a la Presidencia de la República, resultaba de la mayor conveniencia auscultar simultáneamente la opinión de nuestras fuerzas políticas y sociales de base para conocer su voluntad sobre el apoyo o la oposición al Gobierno o su aceptación o rechazo a la reelección presidencial, valoración política que podría conocerse en las urnas a través del voto de los ciudadanos liberales sobre dichas tendencias -encarnadas en las correspondientes aspiraciones y planteamientos de los precandidatos presidenciales-, en desarrollo de reglas sanas del juego democrático.

 

Haber impuesto la regla de que sólo debían figurar aspirantes que se opusieran al Gobierno y que no estuvieran de acuerdo con la reelección, significó una manipulación inaceptable de estirpe autoritaria, en cuanto limitó el ejercicio del derecho de elegir y de ser elegido, a una sola opción política.

Entiendo, doctor Rivera, que usted no se quedará con los brazos cruzados, y que de alguna manera hará respetar su derecho a disentir; derecho que es de la esencia de la filosofía liberal.

 

Considero que usted debe encabezar –a cielo abierto-, la protesta de los liberales que piensan como usted y la cual podría expresarse invitándolos a ir a las urnas de la consulta interna a marcar la casilla reservada al voto en blanco en el tarjetón; opción que nuestra ley electoral contempla como alternativa legítima de los ciudadanos para manifestar sus desacuerdos.

 

Desde mi trinchera liberal de Córdoba estaría dispuesto a acompañarlo.

 

Reciba mi aprecio,

Edmundo López Gómez.

 

1 comentario:

Andrés Sepúlveda dijo...

Excelente carta, muy bien por Rodrigo Rivera. Muy bien por este blog