Por Jorge Enrique Pava Quiceno
Mayo 15 de 2009
Alguien tiene que hablarle con claridad a una oposición política que se cree con los derechos exclusivos para controvertir y disentir, y hoy se encuentra totalmente desdibujada y cuestionada.
El circo que montaron algunos congresistas de oposición en la sesión plenaria del Senado de
Oír a algunos senadores expresarse en forma desobligante, irrespetuosa y vil en contra de las personas y de las instituciones, con el único propósito de desprestigiar al presidente Uribe, arrasando de paso a su familia, es un arma innoble que lleva a que los colombianos nos decepcionemos aún más de ese “Templo de
Pasando por alto las intervenciones de Cecilia López, Luis Carlos Avellaneda y Juan Fernando Cristo en las cuales predominó el odio, el rencor, la maledicencia, las imputaciones infundadas y los deseos de destruir, tal vez la más relevante por su descaro y por las expresiones que reclamaban ética, moral y honestidad fue la del Camarada No.
¡Qué tal el Camarada No reclamando comportamientos éticos y morales en la actividad política! Reclamando moralidad quien, para acceder al poder, usufructúa el hambre de los más pobres, la ignorancia del pueblo, la miseria de los humildes y el resentimiento de los envidiosos; quien, mediante discursos incendiarios llenos de falacias comunistoides, provoca la exacerbación de masas ignaras, que a la vez incrementan sus odios, y que sólo consiguen llevar a que su autor viva como un rey con los votos de sus obnubilados seguidores.
Reclamando ética y honestidad quien, mediante un discurso lleno de verdades a medias -que se convierten en las mayores mentiras-, tiene la desfachatez de recorrer el mundo desprestigiando nuestro país y ayudando a que nuestra imagen se deteriore en el ámbito internacional.
Reclamando moralidad política quien, contrariando su discurso izquierdoso, vive en la opulencia y rodeado de lujos, comodidades y boatos mientras el pueblo que lo eligió sigue a la espera de que presente siquiera un proyecto de ley que lo beneficie.
¡Así cualquiera! Si el ejercicio de la política sólo es viable cuando se ejerce mediante la falacia, la mentira, el abuso y la perversidad, tiene razón el Camarada No en manifestarse en contra de todo y en tratar de destruir todo; y hasta podría llegar a ser el congresista del año. Pero si, por el contrario, queremos convertir a la política en una actividad noble, decente, productiva y socialmente beneficiosa, debemos rechazar al unísono estas prácticas destructivas, apátridas e indignantes que suele exhibir el citado senador, en compañía de algunos de sus colegas que lo acolitan.
Por otro lado, mientras se debatía la moralidad política en el Senado de
Y así el PDA se crea con la autoridad para juzgar y condenar con la severidad del impoluto, cabe preguntarnos si, por ejemplo, en
Pero volviendo a esa ridícula intervención del Camarada No, no podemos dejar pasar por alto que dentro de su verborrea, existe la intención maligna de desdibujar hechos y circunstancias para acomodarlas a su antojo, alimentando así su discurso dañino, destructivo e infame en contra de los individuos que odia. ¡Tanto desperdicio en un país que necesita de soluciones, de propuestas, de sanidad mental, de conciliación…! No hay dudas sobre la inteligencia de este congresista pero, qué bueno fuera oírle propuestas en sus discursos, proyectos que busquen soluciones para el pueblo, alternativas para los más necesitados. Al fin y al cabo esa es su función, y se supone que para eso se le paga. ¡Pero es pedirle peras al olmo!
Sé que al escribir estas líneas se pisan terrenos deleznables, peligrosos, azarosos… Pero alguien tiene que hablarle con claridad a una oposición política que se cree con los derechos exclusivos para controvertir y disentir, y hoy se encuentra totalmente desdibujada y cuestionada. Y si reclamar la moralidad política haciendo uso del derecho que nos asiste, es motivo de disgusto para quienes ejercen esa mal llamada oposición, pues bienvenidas entonces las consabidas amenazas, insultos e improperios que suelen proferir sus intocables miembros cuando se les deja en evidencia.
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