jueves, 24 de septiembre de 2009

Armas y hambre

Maria Clara Ospina

El Nuevo Siglo, Bogotá

Septiembre 24 de 2009



No sólo es absurdo, sino inmoral que países con el nivel de pobreza y hambre que tienen Brasil, Venezuela y Bolivia se lancen en una escalada armamentista, sin que realmente haya una amenaza bélica contra sus pueblos.


Las grandes potencias, las cuales se han auto-designado como la conciencia de las naciones pobres y todo lo critican y sancionan, además de darnos “cátedra” permanente, hoy guardan silencio ante esta carrera armamentista, pues son ellas las que se benefician vendiendo el armamento. No pueden, estas “sabias” naciones, ser juez y parte a la vez.


Nada dicen Francia o Rusia contra esta torpe e inmoral compra de armamento pues han hecho enorme ganancia a causa de ella. Tampoco se oyen las voces de España, Inglaterra, Alemania, o los países escandinavos, todos fabricantes de armas. Están viendo cómo participar en el festín. ¡Qué ironía! Los latinoamericanos sacando a estas potencias de su crisis económica, mientras sus propios pueblos, en medio de un galopante desempleo, se mueren de hambre.


Lo que más me sorprende es que Lula, quien parecía equilibrado, se esté dejando arrastrar por los exabruptos paranoicos de Chávez, quien cada día inventa un escenario nuevo de invasión. Un día los gringos lo van a invadir, otro los colombianos, o los gringos ayudados por los colombianos, o viceversa.


El Presidente de Brasil ha declarado que su compra de armas a Francia es para defender sus inmensas fronteras, el río Amazonas y los nuevos yacimientos de petróleo. ¿De quién los va a defender? ¿De los europeos que le están vendiendo el armamento, o de los árabes que tienen muchísimo más petróleo que él? ¿O es que está temeroso del arsenal que está acumulando su vecino Chávez? Peligro hay siempre, pero el mayor es el hambre de su propio pueblo. Lula no debe olvidar que de 180 millones de brasileros 42 millones viven en condiciones de pobreza y esas armas no les darán de comer.


Igual sucede con Evo Morales. En Bolivia más de 6 millones de ciudadanos subsisten en la miseria. Morales debería estar pensando más en cómo sacarlos de su pobreza que en conseguir un crédito millonario para comprar armas a Rusia.


Este armamentismo va en contra de toda lógica. Si se trata de defender algo lo más importante es proteger el bienestar de nuestros pueblos. Que no tengan hambre, que tengan techo, salud, educación y trabajo que les garanticen una digna supervivencia. Y es esto lo que falta en nuestro continente, inclusive en el gigante y bello Brasil y en la petrolera Venezuela que, a pesar de su riqueza, aún, tristemente, cuenta con 10 millones de ciudadanos en la pobreza, 3.3 de ellos en la miseria.

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