martes, 29 de septiembre de 2009

La medida del pulso de nuestra patria

Jairo Álvarez Botero

El Colombiano, Medellín

Septiembre 29 de 2009


Cuando se habla de estadísticas y pronósticos de los pueblos, recuerdo con frecuencia cuando mi profesor de estadísticas nos decía: "Tienen que tener mucho cuidado con ellas porque pueden ser mal interpretadas y manipuladas. Por ejemplo: "Si yo me como un pollo y usted no come nada, las estadísticas dicen que cada uno de nosotros se comió medio pollo. ¡Qué mentira tan grande!". Esto me recuerda que constantemente estoy escuchando estadísticas de estudios que se hacen y que yo sepa ninguno de mis familiares, amistades y miles de contactos que tengo nunca han sido incluidos en ningún estudio y "nadie ha comido pollo".


Cuando usted viaja a un país la mejor manera de entretenerse y conocer verdaderamente la cultura y condiciones de un pueblo, ya sea en China, Estados Unidos, Japón, Senegal, Colombia, o el país que sea, es hablar con el pueblo. Esa es la mejor estadística y la fuente real de información.


Llevo veinticinco años ausente de Colombia y en mis frecuentes viajes uno de mis deleites es dialogar sobre nuestra patria con el verdadero pueblo. Quiero decir dialogar con el taxista, con el compañero de silla del avión, el propietario de la tienda de la esquina, el maletero, mientras se gestiona mi pasabordo en el aeropuerto; el botón del hotel mientras esperas el taxi, la muchacha del servicio, quien arregla tu pieza; el portero y los empleados de aseo del edificio, el vigilante, el soldado, el ascensorista, el vendedor ambulante, el mesero del restaurante o el trabajador en la obra de la esquina. No puedo dejar por fuera de "mi estudio" los más informados de todos, el embolador y el peluquero. Todos ellos te dicen la verdad sobre la eficiencia de un gobierno y del futuro de una nación. En años anteriores siempre había encontrado conceptos contradictorios sobre Colombia, pero especialmente una gran frustración por la ineficiencia de los gobiernos y la falta de visión y espíritu de alegría por el futuro. El pesimismo del entrevistado era el "deleite y desahogo" en sus conversaciones.


Al regresar a Colombia el pasado mes de octubre he quedado verdaderamente motivado y a la vez sorprendido del resultado de las docenas de "entrevistas" y charlas que por tres semanas sostuve con mis compatriotas en las ciudades de Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena y Sonsón. No sé de política, ni de estadísticas y desconozco por completo lo que opinan las agremiaciones y dirigentes políticos, sociales y económicos del país. Solo sé lo que me expresaron mis compatriotas. Siempre llegaba al mismo punto, a un consenso que Colombia va por la verdadera ruta de progreso y la fe en el futuro es inmensa, el patriotismo es contagiarte. La alegría de haber recuperado la libertad y seguridad es indescriptible. Finalmente, todos desean que el actual Presidente, doctor Álvaro Uribe V. continúe y termine su misión. No encontré una persona que me dijera lo contrario.


De haberla encontrado lo diría con gran satisfacción para resaltar que solo una lo había hecho. Y lo más bello de todas las estadísticas es que recuperé mi libertad pudiendo visitar mi querido Sonsón, Antioquia, el que hacía medio siglo no podía visitar y como encima encontré una Colombia hermosa, pujante y aguerrida, llena de progreso, con la visión puesta en un futuro esplendoroso. Definitivamente para el colombiano nada es imposible.

No hay comentarios: