Editorial
El Colombiano, Medellín
Septiembre 29 de 2009
Soledad podría ser el calificativo preciso para la consulta de antier. Soledad en los puestos de votación. Soledad en las urnas. Soledad de los candidatos, en general. Soledad, simplemente soledad, fue la amarga compañía de los candidatos del Partido Liberal Colombiano, del Polo Democrático Alternativo y del Movimiento MIRA.
¿Valdrá la pena, entonces, tanto esfuerzo económico y logístico? ¿Valdrá la pena mantener el mecanismo de las consultas preelectorales?
Creemos que sí, pero reformándolo para que cumpla su objetivo. Porque no es justo que el pueblo colombiano tenga que disponer multimillonarios recursos, urgentes en otros campos, para darles gusto a algunos precandidatos que no tienen opción alguna de ganar una consulta y quizá simplemente quieren agregar a su hoja de vida el haber sido candidatos a la mayor dignidad de la democracia colombiana.
Pero la soledad del domingo 27 dio sorpresas contrapuestas que no pueden ser ignoradas en el mundo de la política colombiana.
Una de ellas fue el triunfo de Gustavo Petro sobre la maquinaria del Polo que empujaba a Carlos Gaviria, con otra cara de la misma moneda, el golpe a Samuel Moreno Rojas en la propia capital de la República, la ciudad que más potencial de votos concentra en el país. Ojalá que el reacomodo de la dirigencia del Polo no se quede en la renuncia de Jaime Dussán.
Con respeto y desde una orilla diferente, pensamos que es hora de que a la Presidencia de dicho partido lleguen caras nuevas, con ideas frescas y una nueva manera de hacer política.
Otra sorpresa fue el segundo lugar del ex gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, dentro de las votaciones para escoger candidato liberal para las elecciones de 2010.
Aníbal Gaviria tenía los vientos en su contra: la maquinaria liberal que, dirigida por el ex Presidente César Gaviria, se le aplicó a fondo a apoyar a Rafael Pardo, un bogotano que contaba con la ciudad que más votos pone, como ya lo mencionamos. Ojalá que la modesta victoria de Pardo no sea el camino para que su jefe político crea que puede convertirse en el redentor de un partido evidentemente partido.
Gustavo Petro y Aníbal Gaviria compartieron un modo de hacer campaña: no se fueron de frente contra el Presidente Uribe ni contra la Seguridad Democrática. Propusieron otras ideas y alternativas pero sus campañas no fueron reactivas ni desconocieron lo que ha significado el marco de seguridad que se ha logrado desde que Álvaro Uribe llegó a la Casa de Nariño.
Ahora Petro es candidato de la izquierda y Aníbal Gaviria inició un camino promisorio para el futuro. Ya lo conoce el país y lo tiene como reserva. Además, tendrá que tener el puesto que se merece en la dirección de la colectividad a la que pertenece.
No sabemos cómo se reacomodarán las fuerzas de la oposición mientras la Corte se pronuncia sobre el referendo y Álvaro Uribe resuelve, en caso de que haya referendo y gane el sí a su reelección, si se presenta a los comicios de mayo de 2010.
Nos queda claro que, frente a la amarga soledad de los precandidatos, el Gobierno comprobó que la gran mayoría lo apoya y que votaría por la segunda reelección de Uribe. No sólo por lo que ha hecho sino por las circunstancias. Y por algo más: la estrategia de Seguridad Democrática está en un punto de quiebre: o se consolida o retrocede.
Y Colombia no puede correr ese riesgo. Si no es Uribe, el Presidente que se escoja tendrá que hacer de la Seguridad Democrática una política de Estado y avanzar en las fases en las que hay que avanzar.
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