miércoles, 21 de octubre de 2009

Brasil, caudal de oportunidades

Editorial

La Patria, Manizales

Octubre 21 de 2009


Las cosas no se buscan hasta que no se necesitan. Esa sentencia se repite una y otra vez en entornos familiares, en ciudades, en negocios y en los gobiernos, entre muchos otros escenarios. Pues bien, tuvieron que pasar crisis diplomáticas con Ecuador y Venezuela, e incluso que se repitieran, como en el caso de la nación de Hugo Chávez, para que Colombia se diera cuenta de que hay otras oportunidades justo a su lado, en Brasil.

Las potencias siempre necesitarán mucho más de lo que tienen y en ese caso el país de la samba y del fútbol, a pesar de su enorme riqueza en factores y elementos humanos, tecnológicos y naturales, requiere innumerables insumos para uso y consumo de su nada despreciable población que se calcula en 300 millones de habitantes. Por algo es la potencia suramericana y una de las 10 más importantes economías del mundo.

La cumbre que sostuvieron los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva y el de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, dejó un caudal de oportunidades para dos naciones vecinas, pero muy distantes, uno por efectos naturales, como lo es la inmensa selva amazónica que poseen ambas, y dos por sus idiomas, que a pesar de muchas raíces comunes, resulta diferente y eso en materia de entendimiento geopolítico pesa.

No obstante en un mundo cada vez más globalizado como el de hoy las barreras de todo tipo son antes que una amenaza un cúmulo de oportunidades. Por eso la estrategia colombiana, aunque lenta, se ha enfocado en quebrar esa inmensa distancia, a medida que las dificultades con las naciones hermanas han aflorado y se agravan, o si no basta mirar el tema con Venezuela.

Como es natural para que exista entendimiento entre dos naciones debe haber ante todo confianza mutua. Por eso la estrategia colombiana es hablarle claro a un poderoso, que igual tiene políticas armamentistas, con la diferencia que está orientado por un presidente inteligente y cuerdo, cuyo único interés es desarrollar a su país respetando a todos sus vecinos.

Brasil registra una demanda de productos del mercado externo del orden de los 120 mil millones de dólares anuales y en nuestro país apenas le exporta 2.835 millones de dólares en cifras de este año, cuando en el 2002 las cifras estaban en tan solo 710 millones de dólares.

Sorprenden la confianza y la sinceridad que irradia Lula. Es un mandatario que sabe el poder que tiene y lo maneja para bien. Por algo con un fino humor y contagiosa alegría, sin ofender pues respeta las decisiones de los demás, le dijo a su homólogo colombiano que hay que duplicar el comercio binacional en el año y un mes que le quedan a él, sin saber cuánto le puede quedar a Uribe.

Y en el incremento del intercambio comercial, el embajador ante Brasil, el caldense Tony Jozame Amar, ha cumplido un importante papel pues desde su llegada a ese cargo se dio a la tarea de hacer contactos, de promover ruedas de negocios, de mirar oportunidades para los empresarios colombianos y de una u otra forma hoy es artífice de los buenos resultados.

La tarea que viene es la más difícil quizás, pero en la que se necesitan por sobre todo dinámica y entusiasmo. Brasil es un mercado enorme con el que hay que buscar acuerdos comerciales que permitan pensar en proyectos de largo plazo para nuestras industrias y así reemplazar otros países con los que se ha perdido la confianza. A hablar pues, entre otras cosas, portugués.

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