miércoles, 14 de octubre de 2009

¿Dólar, presa de la especulación?

Editorial

El Colombiano, Medellín

Octubre 14 de 2009

El comportamiento del dólar en las últimas semanas tiene en vilo al sector exportador. A la caída de los precios externos promedio de las exportaciones, que ha sido del 19 por ciento, se suma ahora una revaluación por una cuantía similar. El día de ayer el dólar se negoció en 1.818 pesos y cerró a 1.824. En el último mes la divisa estadounidense ha perdido el 10 por ciento de su valor en pesos.

La situación no es exclusiva de la moneda colombiana. Se está dando con las divisas más importantes, y comportamientos similares se observan en el real brasileño, el euro y el yen. La economía norteamericana presenta desde los noventa un desbalance en la cuenta corriente que no es sostenible ni sano para la economía mundial. Desde el 2000, la política monetaria de Washington se dirigió a propiciar una mayor devaluación del dólar para desincentivar las importaciones y hacer más atractivas sus exportaciones.

Ahora, luego de pasar la fase más cruda de la crisis mundial, el dólar retoma nuevamente la tendencia y se está devaluando. Pero el asunto va más allá: la discusión es si el dólar es adecuado como instrumento de transacción en una economía que se ha globalizado y en la cual otros bloques han adquirido pesos similares al de la economía de los Estados Unidos. Robert Zoellick fue enfático: la hegemonía del dólar está llegando a su fin y se terminará generando una nueva moneda que sirva como referente global.


Pero el comportamiento reciente del dólar en Colombia tiene otros ingredientes adicionales, y la precipitada caída de la cotización parece tener un alto componente especulativo. Al igual que en la acelerada devaluación de febrero y marzo, se hace evidente que actores distintos a los importadores y exportadores están actuando en un mercado cuyo valor supera ampliamente las operaciones de comercio exterior.

Es fundamental mantener la calma y no hacerles el juego a los especuladores, alimentando expectativas que terminan favoreciendo tendencias espurias. Ha sido útil y eficiente mantener un esquema de tipo de cambio flotante, dentro de un mercado abierto en el que el Banco de la República actúa como un agente más. Es clave valorar la permanencia de un sistema que da garantía a los inversionistas y al sector externo y reiterar la importancia que tiene la institucionalidad cambiaria para apalancar el crecimiento y la estabilidad de la economía.


Los exportadores saben que su competitividad no puede estar fincada en el comportamiento de una variable que está fuera de su control, pero es entendible la preocupación, sobre todo en las exportaciones de textiles, flores y banano. Lo deseable sería que el dólar recobrara sus niveles de equilibrio de largo plazo, superando rápidamente los efectos especulativos. De momento, se hace necesario que el Banco de la República actúe de manera efectiva en el mercado y logre darle algo de estabilidad a la cotización.

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