viernes, 2 de octubre de 2009

Dos lobos peligrosos

Editorial

El Colombiano, Medellín

Octubre 2 de 2009

Disfrazadas bajo la figura de la "cooperación bilateral", las cada vez menos silenciosas relaciones de Venezuela con Irán son una amenaza para la región. No es casualidad que parte de los intereses que se mueven entre Caracas y Teherán sean los mismos de los de sus respectivos presidentes, Hugo Chávez y Mahmud Ahmadineyad: armar un bloque antiimperialista donde sea posible, especialmente en América Latina.

El lobo, por más piel de oveja que le pongan, no deja de ser lobo, y lo que viene pasando con la nutrida agenda "diplomática" entre Venezuela e Irán no es otra cosa que la génesis de un ataque masivo de lobos en predios de "Caperucita roja", salvo que la comunidad internacional se tome en serio las múltiples advertencias que muchos países, entre ellos Colombia, han venido haciendo sobre la presencia de Irán en Venezuela, y desde allí en Bolivia, Ecuador y Nicaragua.


Sendos informes publicados por este diario, el domingo y el lunes pasados, demuestran que a Chávez y a Ahmadineyad los une, más que el petróleo y los adelantos tecnológicos, una peligrosa obsesión por demostrar quién está más en contra de Estados Unidos y todos sus aliados, que ellos dos. La penetración iraní hace rato pasó las fronteras venezolanas y la "doctrina Ahmadineyad" ha sido gasolina para los regímenes populistas autoritarios que, a nombre de la democracia, vienen coartando libertades y aumentando la represión contra quienes no están de acuerdo con sus posiciones y políticas.


En la reciente Asamblea de Naciones Unidas, en Nueva York, el Presidente Álvaro Uribe demandó de ese organismo una vigilancia permanente sobre la carrera armamentista en la región y dijo que "bajo la figura de la diplomacia no se pueden seguir encubriendo amenazas y fomentando terrorismos".


En esa misma dirección, el Ministro de Defensa, Gabriel Silva Luján, dijo en el Consejo de Defensa de Unasur, en Bariloche, que Colombia demanda la corresponsabilidad y la simetría entre los países, al defender el acuerdo de cooperación militar de Colombia con Estados Unidos.


La reunión que sostuvo ayer el llamado G-6 (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania) con diplomáticos iraníes sobre la necesidad de conocer los reales alcances del programa nuclear de Teherán, deberán trasladarse con la misma contundencia y prontitud hasta Caracas, porque Chávez no puede seguir pidiendo transparencia a Colombia, mientras en la trastienda firma además convenios militares con Cuba, Rusia y Libia.


Ya es hora de una acción definitiva, no sólo de las grandes potencias, sino de la comunidad internacional para evitar que con Chávez y Ahmadineyad pase lo mismo que en el cuento del "Pastorcito mentiroso": Que de tanto decir que venía el lobo, nadie le creyó, el día en que realmente sí venía. Y no sólo uno, sino dos.

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