lunes, 5 de octubre de 2009

Duros en los estadios

Editorial

La Patria, Manizales

Octubre 5 de 2009


Un manizaleño, estudiante de sociología, murió la semana pasada a manos de hinchas del Deportivo Independiente Medellín, simplemente por ser seguidor del Atlético Nacional. Los fanáticos de los dos equipos se encontraron en un sector de Marmato y se presentó el hecho que hoy lamentamos que es otro más en la cadena de barbarie que se ha vuelto el ser seguidor de algún equipo en Colombia.

¿Ante hechos como estos, cómo es que no se habían tomado medidas drásticas antes? Si las situaciones continúan como hasta ahora, se podría llegar a simplemente prohibir el fútbol profesional en nuestro país, como ya sucedió cuando fue asesinado un árbitro en épocas en que el narcotráfico manejaba de forma descarada algunos equipos colombianos.

Por todo esto y para evitar precisamente el caso extremo de tener que suspender el espectáculo de multitudes, el Congreso de la República acaba de aprobar una ley, que pasó ya a sanción presidencial, y que da un plazo de un año a los responsables de los estadios en Colombia para que se equipen de circuitos cerrados de televisión, cuenten con sistema de audio, control de acceso y detector de metales en todas las entradas. Con este tipo de medidas erradicaron la violencia de los estadios de Europa. ¿Que muy costoso? Si no están dispuestos a sufragar estos gastos, entonces que se acabe el espectáculo.

Ahora que no vengan las dilaciones de los responsables de los estadios, pues cualquier inversión es mínima si se trata de guardar la seguridad y la vida de un colombiano, por eso tampoco puede sonar descabellado que los estadios cuenten con oficinas para denuncias penales, para que se pueda actuar de inmediato ante actos delictivos. Además que se dote con silletería numerada es algo que hace rato se viene pidiendo, ya que esto evita el sobrecupo y ayuda a la organización, lo que debe ir de la mano de una buena señalización e iluminación adecuada en las gradas

Si no se para esta espiral violenta, absurda por donde se mire, no habrá forma de que se mejore la seguridad en los estadios. Estamos hablando aquí que para los papás hoy en día es una pésima decisión aficionar a sus hijos a algún equipo, pues el día de mañana puede llorar por su muerte o verlo incurso en alguna acción absurda de estas que están sucediendo. Ya son muchos aficionados los que han confesado que no volvieron a los estadios por miedo y que temen hasta comprarles camisetas a sus hijos.

Por eso estamos de acuerdo con estas decisiones y las promovemos. Que los equipos y los gobiernos dueños de los estadios se programen para las inversiones que tienen que hacer. Además deben tener en cuenta que un fallo judicial dijo que los equipos de fútbol son solidariamente responsables por las acciones violentas que sean incitadas por algunos de sus jugadores. Ya varios comentaristas han dicho que esto sería un lastre para las instituciones, pero es que tiene que haber algún tipo de responsabilidad, de lo contrario no habrá solución.

Se debe recordar que en este país los estadios son en general bienes públicos al servicio de un equipo que sólo se muestra público cuando requiere el patrocinio de las administraciones de turno o de un salvavidas financiero. Por eso, que se pellizquen los equipos. Muchos se vienen quejando por las malas asistencias, por el acoso de la DIAN y del Ministerio de Protección Social, pero deben tener en cuenta que la ley laboral y tributaria hay que cumplirla. Si esto no ocurre, como alguna vez ya lo dijimos, que el torneo profesional se quede con los equipos que sean capaces de sostenerse sin violar la ley, pero no se puede seguir empujando un espectáculo que en lo financiero es una falacia.

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