viernes, 2 de octubre de 2009

El interpartidismo

Jorge Enrique Pava Quiceno

La Patria, Manizales

Octubre 2 de 2009


El solo hecho de siquiera pensar en una alianza de esta naturaleza deja en evidencia el desespero en que se encuentran los partidos de oposición después de los resultados del domingo.

Después de los resultados catastróficos de las elecciones del domingo pasado en donde quedó demostrada la debilidad de la oposición, los diferentes partidos que se sometieron a la voluntad del pueblo en las urnas, se dedicaron a plantear fórmulas que les permitan salir de este atolladero electoral.

Y han propuesto como la panacea una consulta interpartidista que supuestamente sumará las lánguidas fuerzas de cada partido en pos de constituirse en una oposición de alguna importancia para generar algo de consideración.

No me imagino a Germán Vargas Lleras votando para presidente, en un eventual triunfo de Gustavo Petro, por su enemigo consuetudinario. O al camarada No y a Dussán, votando por Vargas Lleras en el caso contrario de que el triunfo recaiga sobre este último. O a los izquierdistas por convicción (que la verdad sea dicha, son poquísimos), ayudando con sus votos a un partido Liberal cuyos representantes y directivos son esa “oligarquía detestable” y esos “capitalistas fascistas” contra quienes han luchado en su ciega vida política.

El solo hecho de siquiera pensar en una alianza de esta naturaleza deja en evidencia el desespero en que se encuentran los partidos de oposición después de los resultados del domingo. Todos creyeron que enarbolando las banderas del odio contra Uribe, o saliendo a las plazas a vociferar en contra del Gobierno Nacional desconociendo sus logros y opacando sus virtudes, el pueblo entero iba a responder copiosamente a su llamado y a salir a las urnas a manifestar su descontento. ¡No! Por el contrario, lo del domingo fue la manifestación del rechazo que causa una campaña política innoble basada sólo en las perversas intenciones de desprestigiar al Gobierno sin proponer soluciones; el rechazo a la pérdida del norte ideológico de los partidos y a la ambición desmedida de sus seudo líderes.

La oposición tuvo el domingo pasado la oportunidad de oro de demostrar su fuerza; tuvo a su disposición los medios de comunicación para orientar al electorado y convencer al pueblo de sus planteamientos; tuvo el acceso libre a todos los medios para acercarse al votante sin cortapisas ni argumentos en contrario; tuvo la oportunidad para convencer, arrasar, imponerse y conseguir un poder representativo en las urnas. ¡Y no lo logró! Pese a todo esto, se enflaqueció y quedó totalmente debilitada.

Y ahora esperan que al citar a unas elecciones interpartidistas los seguidores de los mismos partidos que participaron en estas elecciones salgan a las urnas, y en mayor número, pero ahora no a votar a favor de sus propios partidos, sino a llevar al poder a sus eternos contrincantes. ¡Qué ilusos! No creo, repito, que un militante tradicional del partido Liberal se traslade con la misma pasión un domingo de elecciones a votar por Petro, cuando dentro de su partido no han podido siquiera conciliar entre Samper y Gaviria. O uno de los mamertos seguidores del expansionismo chavista, se arrime a las urnas a votar por Vargas Lleras o por Pardo, si ni siquiera dentro del Polo puede haber un acercamiento entre los izquierdosos tradicionales y la nueva política de Petro.

Estas son pues patadas de ahogado y alternativas escandalosas que no conducirán a nada y, por el contrario, llevarán a enturbiar aún más esos partidos de oposición que, al no poderse convertir en alternativa de poder por falta de ideología, coherencia y prestigio, han empobrecido la política colombiana y desdibujado el concepto general que de ella se tiene.

Y que sigan pensando en el interpartidismo, mientras los mismos enemigos de Uribe se encargan de hacerle la campaña para su reelección. Porque mientras Chávez, Correa, Evo, las Farc y el PDA se empeñen en atacarlo innoblemente y enfilen sus baterías para conseguir su desprestigio, su aceptación seguirá en ascenso y cada día saldrá más fortalecido.

* * *
Manizales y Caldas se encuentran en una etapa sorprendente de desarrollo y progreso. Silenciosamente se van haciendo las cosas y vamos viendo la transformación de la ciudad en una forma armónica y, sin necesidad de aspavientos, nos vamos encontrando con obras de gran magnitud que le significan volver por los fueros de la pujanza de la que otrora se hacía gala. Y en ese orden de ideas, sería de gran relevancia que tanto el gobernador Mario Aristizábal, como el alcalde Juan Manuel Llano, se trazaran la meta indeclinable de llevar a cabo la construcción del Cable Aéreo que uniera a Manizales con Chinchiná y el nuevo Aeropuerto del Café. Tenemos que seguir pensando en grande, ahora que contamos con la unión de las cabezas municipal y departamental, quienes han demostrado ser capaces de afrontar grandes retos. Es hora de pensar en serio en este proyecto para que, paralelamente con la terminación de las obras del nuevo Aeropuerto, se construya el Cable y se puedan inaugurar ambas obras al mismo tiempo. Si hace más de medio siglo nos uníamos vía Cable con Mariquita, ¿por qué arredrarnos ahora que podemos atraer las miradas del mundo y tenemos grandes cosas para mostrar y ofrecer?

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