Fernando Uribe Restrepo
El Mundo, Medellín
Octubre 7 de 2009
En la pasada columna nos referimos al vecino del sur, al Ecuador, ahora vamos a tratar del vecino del oriente, de Venezuela, que también representa problemas para nuestro país. El Presidente de Colombia Álvaro Uribe Vélez, en su discurso ante la plenaria de la Organización de Naciones Unidas manifestó su preocupación por el armamentismo. Denunció la compra de arsenales en algunos países de la región. Agregó que el terrorismo no se puede cobijar con la diplomacia. Su discurso fue calificado por la prensa internacional como uno de los más amenos, claros y precisos.
Aprovechó ese escenario de la ONU para reiterar que nuestro país mantiene una lucha frontal contra el terrorismo y el narcotráfico y no amenaza la estabilidad de la región, haciendo alusión a las bases que nuestro país le permite a los Estados Unidos; dejó en claro que ese acuerdo militar tiene como objetivo es recobrar la seguridad interna y no participar en una carrera armamentista; pidió más cooperación internacional en esta materia y dijo que organismos como la ONU debe examinar ese proceso que se puede convertir más tarde en una agresión contra la comunidad internacional, recordó que muchos países han acelerado la compra de armas.
Algunos han visto en estas palabras una clara alusión al gobierno venezolano de Hugo Chávez que alega la necesidad de modernizar sus equipos militares. En Venezuela inquietaban los acuerdos a los que podría llegar Chávez con los gobernantes del Irán sobre el desarrollo nuclear. Sin duda resulta para nosotros tremendamente tener un vecino cuyo presidente se ha mostrado tan hostil hacia con esa tremenda arma mortal y masiva.
Chávez compró en Rusia un arsenal y entre lo que consiguió allá están unos aviones Sukhoi, de los cuales se dice que en menos de media hora podrían llegar a Bogotá. Tiene ahora soldados entrenados por los iraníes especialistas en lo que llaman una “guerra asimétrica”, la que es una forma avanzada de terrorismo. Ha insultado y agraviado a nuestro país, en especial a nuestro Presidente Uribe y al parecer brinda apoyo a la guerrilla de las Farc.
Chávez estuvo en la cárcel por el delito de rebelión y luego fundó el Movimiento Bolivariano Revolucionario; tiene ahora 55 años y dice que él defiende lo que llama El Socialismo del Siglo XXI. Es de temer que un sueño mesiánico, al sentirse el líder de la región, lleven a este gobernante a extremos que tendríamos que lamentar. Chávez quiere también entregar aviones al gobierno del Ecuador, una flotilla de aviones de combate, según informó la estación de televisión Ecuavisa, que citó a fuentes militares ecuatorianas, sin precisar cuáles.
La donación consistiría en una flotilla de aviones Mirage, fabricada en la década de los 70, un tipo de aparatos que también tiene la Fuerza Aérea Ecuatoriana. Ecuador se encuentra en un proceso de renovación de sus antiguos equipos para la defensa territorial, sobre todo en la zona de la frontera con Colombia.
A propósito de todo lo anterior, conviene recordar a Fernando González Ochoa, el “Filósofo de Envigado”, en su libro “Mi Compadre”, dedicado al célebre dictador venezolano, Juan Vicente Gómez. González estuvo en Venezuela, desde septiembre de 1931 hasta enero 1932; hablaba de la “sinergia glandular y de la unidad psíquica” de Juan Vicente Gómez. Le decía “El brujo de los Andes”. Antes de eso Venezuela tuvo otro dictador: Cipriano Castro (1.899-1.908).
Fernando González admiraba en Gómez la sagacidad y la astucia. Lo llamó el “Gran mulato”, con 45% de aborigen, 45% de blanco y 10% de negro. Pero después nuestro escritor se desilusionó de Gómez. El libro no gustó en Venezuela, hasta el punto de que prohibieron la entrada de ejemplares cuando fue publicado. Mientras estaba en Venezuela nació su hijo Simón y le pidió a Gómez que fuera su padrino, de allí el calificativo de compadre. Simón González Restrepo, como se recordará, fue Gobernador de San Andrés y Providencia, después de haber sido Intendente, bajo el gobierno de Belisario Betancur.
¿Será que ahora se necesita a alguien que vaya a Venezuela a estudiar a Hugo Chávez Frías, como en su época lo hiciera Fernando González con Juan Vicente Gómez? ¿Será que Chávez se convierte en un dictador como lo hicieron Cipriano Castro y luego Juan Vicente Gómez? En tal caso no habría duda de que sus sueños mesiánicos y su ambición pondrían en la integridad misma de nuestro hermoso país.
Hasta que esta incógnita no se esclarezca, el horizonte de nuestra Patria por el oriente se verá ensombrecido.
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