viernes, 2 de octubre de 2009

"Gracias conservadores"

Edmundo López Gómez

El Nuevo Siglo, Bogotá

Octubre 2 de 2009



En aviso de primera página, el Partido Liberal Colombiano, a través de su Directorio de Córdoba, les dio las gracias a los conservadores por su decidido concurso en la consulta del pasado 27 de septiembre, cuando se eligieron los precandidatos liberales a la Presidencia de la República y autoridades internas del PLC.

Entonces, la votación obtenida por los precandidatos y los directorios y asambleas liberales, no fue solamente de copartidarios suyos sino también de militantes azules que expresaron su voluntad política de tomar decisiones que no les incumbían.


Con todo, por tratarse de una consulta abierta estaban habilitados para meter baza en asuntos internos de otro partido que nada tenía que ver con su ideología política. Votaron y, en el caso de los precandidatos liberales, lo hicieron por el que más se les parecía: el doctor Rafael Pardo.


Por supuesto, en democracias serias no sucede eso: las consultas internas se hacen entre los propios militantes de los partidos, identificados con su respectivo carné. Por ejemplo, así vota el PSOE, en la madre patria, tanto para elegir candidatos como para conformar sus autoridades estatutarias.


La razón de ser de las consultas internas es la de registrar la tendencia política de sus propios afiliados o militantes, con plena autonomía y para lograr este fin se ha optado, y no por economía electoral solamente, que las consultas internas de los partidos coincidan en un mismo día, pero dada la laxitud de nuestra legislación, se permite que puedan celebrarse en fechas separadas, como acaba de suceder con la del Partido Conservador, la cual fue aplazada para el año entrante, circunstancia que les permitió sumar sus fuerzas o parte de ellas a la consulta liberal del pasado 27 de septiembre, tal como lo proclamó el Directorio Departamental Liberal de Córdoba.


El fenómeno debió repetirse en otros departamentos, pues como los conservadores quedaron sueltos, en desarrollo de viejos o nuevos intereses, decidieron intervenir en la consulta liberal.


Pese a ello, el doctor Pardo, el candidato liberal elegido, habla de la votación como si hubiera sido propia de su partido y la presentó sobre ese supuesto. Esa no es la verdad: el millón de votos que se depositó en las urnas de la consulta liberal no fue de solo afiliados o integrantes del liberalismo, y, además, al ser tan escasa la votación, tal circunstancia agrava la crisis de un Partido que cada día tiene menos respaldo popular propio.


La catarsis liberal debe hacerse con honradez intelectual; revisar el manejo de su situación interna y, de contera, exigir las responsabilidades que le caben a la Dirección Nacional en el colapso sufrido.


Durante su jefatura, el expresidente Gaviria solamente se apoyó en la fuerza parlamentaria para dirigir al Partido; error que se reflejó en la lánguida votación del 27 de septiembre y sin contar la ayuda conservadora.

Lo que hizo falta, entonces, fue pueblo liberal. Y resultó inaudito, además, que uno de los directorios del PLC haya terminado agradeciendo a los conservadores haber contribuido a la elección del candidato presidencial liberal y sus autoridades estatutarias. ¡Da pena!

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