viernes, 9 de octubre de 2009

¡Juego humanitario velado!

Eduardo Herrera Berbel

El Colombiano, Medellín

Octubre 9 de 2009

Un juego humanitario velado parece ser la consigna de las Farc frente a la liberación del cabo Moncayo. En efecto, su comunicado del pasado 27 de septiembre sugiere que han convertido a Moncayo en una nueva figura mediática. A pesar de estar anunciada hace más de cinco meses, no han efectuado su liberación y más bien han aprovechado este anuncio para favorecer sus intereses políticos y la posible construcción de un escenario humanitario nacional e internacional.


Además, han acompañado esta propuesta con una línea de acción armada y un nivel superior de confrontación, con el uso de artefactos explosivos, francotiradores, hostigamientos y acciones terroristas selectivas, para arrastrar opinión y apoyo a la convocatoria de un diálogo nacional y una tregua bilateral, de la cual, los Colombianos y Colombianas por la Paz (CCP) se han convertido en sus mejores defensores y promotores, en cabeza de la senadora Piedad Córdoba.


Por su parte, el Gobierno planteó una propuesta viable: liberación escalonada de todos los secuestrados de la Fuerza Pública en un corto tiempo; y pidió al CICR, "una garantía por parte de las Farc para la liberación de la totalidad del grupo de secuestrados". En esta forma, dejó sin argumentos a quienes lo tildaban de intransigente, y no cedió a pretensión alguna. También autorizó la participación de la Iglesia Católica y la compañía de la senadora Córdoba, sin algún rol de facilitación.


¿Qué se puede concluir? Como están las cosas, hoy el proceso está estancado. Según las Farc, Piedad Córdoba es la llave que destraba los contactos que no aceptan condicionamientos ni se comprometen a liberar el resto de secuestrados, pero frente a esta posibilidad, ratifican su posición sobre el canje.


Parece que las cartas de las Farc están jugadas en el intercambio epistolar con los CCP, al reafirmar la liberación de Moncayo como gesto de buena fe para dinamizar el canje, y luego de cumplirlo, construir una gran coalición que extinga el gobierno del presidente Uribe y a renglón seguido, constituir un "Gobierno Provisional" para refundar el Estado en una constituyente. En suma, con esta descabellada propuesta, las Farc pretenden asaltar el poder político desde la cabeza. ¡Qué utopía, por Dios!


Se observa a Cano, atrapado en el laberinto de ser guerrero o político, preso de una ortodoxia revolucionaria en desuso. A unas Farc deshumanizadas que pérfidamente han convertido a Moncayo en un hito mediático, manipulan el dolor de sus familiares y pretenden pasar al Gobierno el horror del secuestro y su falta de voluntad política para recuperar su libertad.


Es indudable que en los últimos pronunciamientos de las Farc, existe un cálculo político debidamente articulado para poner en el Gobierno la carga de la responsabilidad de la liberación de los secuestrados. Es lamentable afirmar que las Farc no tienen la intención de liberar al cabo Moncayo, pues saben que después de la operación Jaque, él se ha constituido en la nueva joya de la corona que les permite mantener el centro de atención político en esta coyuntura electoral que se avecina.


Apreciado profesor Moncayo, espero estar equivocado.


* Mayor General (r) Ejército Nacional

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