martes, 13 de octubre de 2009

Playas concesionadas: primer paso

Aurelio Martínez Caníbal

El Nuevo Siglo, Bogotá

Octubre 13 de 2009


EL asunto parecería ser de poca monta. Pero resulta que no es así. Se trata de algo que tendrá significación, tanto para quienes visitan como turistas nuestras playas como, en general, para quienes tienen la fortuna de habitar en cercanías de nuestros mares. Y se trata del anuncio hecho por el presidente Uribe Vélez, durante la asamblea de los hoteleros, sobre el próximo establecimiento de concesiones para el manejo de nuestras playas.


La iniciativa no es innovadora. Son incontables las naciones, especialmente aquellas con vocación turística, que tienen vigente el sistema de contratos de concesión para la administración de las playas.


Aunque se trata de bienes de propiedad estatal y de uso público, al responsabilizar a particulares de la atención de las áreas de playas, se facilita obtener diversos objetivos, a cual más importantes cada uno de ellos.


Los concesionarios de playas, que básicamente serán las empresas hoteleras, contraerán, y así es de esperar, obligaciones claras en cuanto a la limpieza de las zonas barridas por el mar, con las consecuencias de carácter ambiental, la seguridad de los bañistas y la administración racional de los vendedores ambulantes. Hoy día el desaseo es situación común en nuestras playas, la deficiente protección de las pertenencias de los visitantes y del indispensable servicio de salvavidas, afectan el placer de disfrutar de un día de playa. Esto sin contar la pesadilla de los vendedores, que incesantemente asedian a quienes aspiran a disponer de unas horas de descanso.


El tema de los vendedores de cuantas baratijas pueden existir, merece un capítulo aparte. Lejos de mi mente proponer la eliminación de quienes, en una clara expresión del rebusque, ofrecen en venta desde gafas y sombreros para la protección solar hasta productos estimulantes de la libido sexual. Lo que se requiere es darle una adecuada organización al proceso comercial. En localidades vecinas, como son Aruba o las Antillas Franceses, hay vendedores, pero no existe el acoso contra los bañistas. Unas casetas bien diseñadas y el empleo de indumentarias típicas, especialmente para las mujeres vendedoras, son elementos para proporcionar un agradable entorno.


El proyecto piloto se adelantará en Cartagena de Indias, cuyas playas sufren todas las calamidades.


Mediante un trabajo conjunto de entidades del orden nacional y las autoridades locales, es de esperar que la situación existente cambie ciento ochenta grados.


La eliminación de basuras, la eficaz vigilancia y, prioritariamente, la racionalización de las ventas en las playas, afianzarán los atractivos del Corralito de Piedra.

1 comentario:

Chechontumaco dijo...

Me parece genial que este tipo de mecanismos se realicen en zonas de gran vocación turística, como lo son San Andrés, Cartagena, Santa Martha, donde hay un desorden en la administración de las playas por parte de las Administraciones Locales (Municipios). Lo preocupante está en que empiecen a privatizar playas y áreas costeras virgenes, con una gran riqueza ambiental y con posibilidades de desarrollar ecoturísmo, como las playas del Pacífico Colombiano, que son apetecidas por el mercado Europeo, Americano y Canadiense. El turista de estos países están cansados del Turismo de ladrillo, ellos buscan turismo verde y frente a esto los grandes grupos económicos del Turismo ya han avanzado, caso concreto, Gorgona, que es Parque Natural Nacional está concesionado al a AVIATUR, lo que hace que la gente del común, habitantes de áreas cercanas (Guapi, El Charco, Buenaventura, Tumaco, etc.) tengan que pagar unos precios super elevados por el disfrute natural de un recurso que antes era económico y se realizaba de manera cotidiana. Los habitantes de este tipo de playas también tenemos el derecho a poder seguir disfrutándolas sin entregarlas a los "GURUS" del TURISMO.