Rafael Gómez Martínez
El Nuevo Siglo, Bogotá
Octubre 7 de 2009
Cuando leí el titular de El Espectador (25-09) “La Corte Suprema investigará al Procurador”, quedé perplejo. Toda buena obra trae su castigo y al Dr. Ordóñez por sus buenos oficios, lo crucificaron de antemano. Me acordé de un amigo: “Cuando usted tiene un problema con una persona el problema puede ser suyo o de la persona. Pero cuando usted tiene el mismo problema con cincuenta personas, el problema es suyo”.
La actual Corte Suprema de Justicia no solamente tiene problemas entre sus miembros, cortesanos vestidos de negro, sino con el Legislativo, con el Ejecutivo, con el Judicial y con las demás Cortes. ¿No será que el problema es de la misma Corte Suprema de Justicia?
Yo me pregunto como simple ciudadano: ¿La Corte Suprema de Justicia será consciente del abismo institucional al cual estamos llegando por el enfrentamiento entre los poderes existentes?
Hace unos meses recomendé, respetuosamente, que los poderes en conflicto leyeran Los Juristas del Horror, de Ingo Müller, donde se describe cómo gracias al enfrentamiento entre los poderes existentes se produjo el abismo institucional en la etapa previa al régimen nazi. Hitler aprovechó ese vacío para llegar al poder.
Una vez en éste, vestido de negro y cantando Deutscland über alles como himno alemán, expidió una serie de normas y jurisprudencias aboliendo las libertades individuales, concentrando la administración en una sola persona ante la impotencia de los miembros de la Bundestag y de la sociedad alemana.
En la chavista Venezuela sucede algo similar. Se administra la Justicia ya no vestida de negro sino de rojo y se concentra el poder en una sola persona restringiendo las libertades. Con la sociedad oprimida y sin esperanza. Todavía no entiendo cómo El Tiempo publicó el patético manifiesto chavista de página entera y nadie dice nada. Y la SIP guarda silencio frente al cierre de Globovisión. ¿En qué andará Antonio Ledesma?
El Dr. José Obdulio Gaviria comenta, acertadamente, que cuando lleguemos a ese abismo institucional no necesitaremos de abogados defensores porque nos encontraremos como Saint-Just. Ni hablar de Robespierre y Danton, quienes condujeron a la guillotina a Carlota Corday y a tanta gente inocente durante la Revolución Francesa. Si mal no estoy “el incorruptible” Robespierre se vestía de negro para aplicar su implacable concepción de la Justicia. La persona que soltaba la cuerda para que bajara la guillotina también se vestía de negro y con capucha. ¿El Dr. José Obdulio no tendrá la razón?
Desde estas líneas hago un llamado a la sensatez y a la cordura. ¿Será que nos encontramos en la etapa previa de un abismo institucional de incalculables dimensiones? Porque lo que está en juego es la supervivencia de nuestra democracia.
Puntilla. Les recomiendo como lectura adicional Los hombres de la revolución francesa, de Louis Madelin, buen libro.
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